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Reportaje:

Las clínicas privadas, en el punto de mira

Los centros de salud particulares que no rebajen sus precios podrán ser expropiados

La onda expansiva de las nacionalizaciones amenaza con alcanzar, en breve, a los centros de salud privados, cuyos servicios utiliza el 25% de los venezolanos. El presidente, Hugo Chávez, considera que estos hospitales cobran unos precios demasiado altos e injustificables, y les ha lanzado una seria advertencia: si no abaratan sus servicios, corren el riesgo de ser expropiados.

"La mercantilización de la medicina es lo peor del capitalismo", dijo recientemente Chávez durante un programa dominical de radio y televisión. "Vamos a regular estrictamente las tarifas de los servicios médicos, y aquella clínica que no acate los controles, la expropiaremos", aseguró. El presidente expuso como ejemplo de los abusos que cometen las clínicas privadas con sus precios que por una cesárea cobran de media a una paciente cinco millones de bolívares (1.700 euros), cuando su coste real es de 800.000 bolívares (275 euros).

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Las denuncias sobre excesos cometidos por las clínicas privadas son frecuentes en Venezuela, donde el 25% de la población (más de seis millones de personas) las utiliza, incluyendo una gran cantidad de empleados públicos que disfrutan de seguros de hospitalización, cirugía y maternidad contratados por los organismos estatales.

Dalia López, titular de una de esas pólizas, afirma que ir a una clínica privada es lo mismo que ser víctima de un asalto: "Aunque llegues con las tripas fuera, ellos primero verifican si tienes seguro, si funciona la clave o si tienes disponible suficiente dinero en tu cuenta bancaria. Si no tienes, te echan a la calle. Esa gente se olvidó hace tiempo del juramento de Hipócrates".

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Con mucha frecuencia, los pacientes amparados por un seguro deben abandonar estos centros y acudir a la sanidad pública porque el tratamiento que necesitan supera el límite que cubre el seguro. No es extraño que los familiares de personas gravemente enfermas tengan que ofrecer sus viviendas o automóviles como garantía de las deudas adquiridas con centros de salud privados.

La familia de Frank Pinto tuvo una mala experiencia. El joven fue disparado por unos delincuentes en una calle de Caracas. La clínica privada que le prestó los primeros auxilios le facturó 28 millones de bolívares (unos 9.600 euros), ocho millones más de lo que cubría el seguro colectivo de su madre. Los compañeros de trabajo de ella realizaron una colecta para saldar la deuda y el paciente tuvo que ser trasladado al Hospital Militar (público), donde concluyó su recuperación.

Para evitar problemas, Julio Mora, comerciante del centro de Caracas, tiene varias pólizas de seguro para hacer frente a cualquier eventualidad. Mora considera que el Estado debe intervenir para evitar abusos, pero teme que si se expropian las clínicas privadas, éstas caigan en la situación de abandono y falta de dotación de equipos y bienes que caracteriza a los grandes hospitales públicos.

La falta de medios es una de las características de la sanidad pública venezolana. Las listas de espera para una operación son largas, y muchas veces los centros carecen del material más básico (como yeso para escayolar brazos rotos). La atención primaria ha mejorado en los últimos años, gracias al programa social Barrio Adentro, que consiste en llevar médicos, en su mayoría cubanos, a los barrios más pobres y a los pueblos.

Juan Araújo, un diabético que con frecuencia necesita atención médica, tiene una póliza colectiva de la empresa donde trabaja, y prefiere acudir al hospital público José Gregorio Hernández: "Me atienden bien, y así me reservo la cobertura del seguro por si me ocurre algo peor". Pero todavía hay muchas deficiencias en el sistema público de salud.

El presidente de la Cámara Venezolana de Clínicas Privadas, Ricardo Alfonso, niega que las ganancias de estos centros sean especulativas, y aseguró que el margen de beneficio con el que trabajan se sitúa entre el 1% y el 3% de la facturación. Alfonso alega que los altos costes de las clínicas se deben a que el 98% de los equipos y materiales que utilizan proceden del extranjero, y estos productos encarecen el servicio. Además, Alfonso aclara que su organización no puede hacerse responsable de las tarifas que cobran los centros médicos privados no asociados. "Son unos antros", afirma Alexis Bello, director del Hospital de Clínicas de Caracas, uno de los mayores centros médicos privados del país. "La prestación del servicio de salud no se puede regular de la misma manera que se hace con los alimentos", asegura este médico, que opina que los planes de Chávez, si finalmente se llevan a cabo, tendrán un efecto perverso en el sector. "Muchos médicos han hecho grandes esfuerzos para adquirir aparatos que no son nada baratos. Tenemos que cobrar lo suficiente para tener rentabilidad", explica la doctora Lourdes Pérez, propietaria de una clínica.

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