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Crónica:Baloncesto | 'Final Four' en Atenas
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Tau se estrella contra el muro griego

La defensa del Panathinaikos ahoga a Scola y desfigura al equipo español

Robert Álvarez

El Tau hizo mutis por el foro en su tercer asalto a la final four, más encogido e inofensivo que nunca. Así lo quiso y lo consiguió el Panathinaikos, que al amparo de su enfervorizado público, se salió con la suya: jugar al gato y al ratón defensivo, sacar literalmente del partido a Scola y garantizarse el triunfo con 60 puntos. Le sobraron unos cuantos porque el Tau se pasó los 40 minutos pegándose cabezazos contra un muro. No consiguió siquiera tambalearlo y cerró con un marcador más propio de una media parte que de una final. Así son los tiempos que corren, máxime cuando en la banda parten el bacalao dos técnicos serbios, avalados por los títulos, pero dados a sobrevalorar la defensa y el control del juego como base de sus éxitos.

PANATHINAIKOS 67 - TAU CERÁMICA 53

Panathinaikos: Becirovic (15), Batiste (15), Siskauskas (11), Dikoudis (7) y Diamantidis (3) -equipo inicial-; Vujanic (8), Chatzivrettas (3), Tomasevic (0), Tsartaris (0), Alvertis (5), Delk (0) y Javtokas (0).

Tau Cerámica: Prigioni (6), Rakocevic (4), Splitter (7), House (3) y Scola (6); Peker (7), Vidal (2), Planinic (7) y Erdogan (11).

Árbitros: Lamonica (Ita.), Belosevic (Ser.) y Ryzhyk (Ucr.). Excluyeron por personales a Scola (m. 37) y Planinic (m. 39).

18.400 espectadores en el pabellón OAKA.

4º CUARTO

3º CUARTO

2º CUARTO

1º CUARTO

18-9

17-12

12-14

20-18

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Cruel desplome

El Panathinaikos amenaza por los cuatro costados. Cuando no asfixia su defensa, juega a la ruleta del triple con media docena de jugadores con mano de sobra para colarla desde lejos y, cuando no, elige la penetración a canasta. Todo ello después de haber movido el balón a conciencia, buscando una y otra opción, a cual mejor. Su excelente interpretación de la partitura sólo adolece de algo más de galope y riesgo. Son los tiempos que corren. No hay forma de encontrar un equipo que sacuda la mezquindad de ese estilo de juego y que reviente tanto rigor defensivo y, sobre todo, tanta inhibición ofensiva y desprecio hacia la inspiración del talento. Es apreciable el esfuerzo defensivo, pero el baloncesto espera el Mesías o, con perdón, el Cruyff futbolístico que logre dar una vuelta a esta jerarquía.

Maljkovic le dio muchas vueltas. El Panathinaikos asfixió a Scola y Splitter con una descomunal defensa bajo su aro. Cuando los pívots sacaron balones fuera, los tiradores del Tau defraudaron. Sólo un triple en su estadística al descanso, tras haberlo intentado en nueve ocasiones, lo dice casi todo. Maljkovic decidió probar jugando con un sólo pívot y echó mano de la defensa en zona. Ni por esas. El Panathinaikos replicó con un rosario de triples, anotados hasta por cinco jugadores. Y el Tau siguió sufriendo con Scola sometido por los colosos del trébol en la camiseta, Splitter pecando de pardillo y cargándose muy pronto de faltas y Peker aportando poca cosa.

Maljkovic tiró pronto por la calle de en medio y ordenó una defensa presionante por toda la cancha. No tembló el Panathinaikos, donde cada jugador aportó su calidad. Sabida la profundidad de su plantilla, las cosas tenían que irle bien. Iban desfilando todos los de su banquillo, Vujanic , Alvertis, Tomasevic, Tsartsaris, Javtokas... y el diapasón no bajaba.

Llegó al descanso con ventaja de 14 puntos, enorme si se tiene en cuenta que el Tau se quedó en 21.

Pero más que la brecha en el marcador, lo que asustó al Tau fue la sensación granítica e infalible de poderío del rival. No había forma humana de hincarle el diente a un equipo que lo maltrató con triples y le agotó el tiempo de posesión en tres ocasiones, mero indicativo de hasta qué punto se encerró. El Panathinaikos se mostró, si cabe, más usurero a la hora de administrar los 12 puntos de botín con los que llegó al último cuarto.

Fue la ocasión del Tau que apretó las clavijas en defensa, robó varios balones y llegó a situarse a seis puntos (53-47) cuando faltaban cuatro minutos. Pero las faltas de Scola, que acabó siendo eliminado, y algún que otro error en el tiro, acabó de dejar el partido visto para sentencia, máxime cuando Rakocevic y House continuaron fuera de foco, desastrosos en el lanzamiento, y el Tau siguió concediendo faltas: 23 puntos de tiros libres concedió al Panathinaikos. Un triple de Vujanic, el ex base del Barcelona que tantos problemas de lesiones ha superado, dio la puntilla a un Tau que se despidió de la final con la sensación de haberse dejado muchas cosas en el tintero. El baloncesto español se quedó sin la posibilidad de lograr el triplete, tras las victorias del Madrid y el Akasvayu Girona en las otras dos competiciones europeas. La final será cosa de rusos y griegos.

Becirovic intenta quitarle el balón a Scola en la semifinal entre el Tau y el Panathinaikos griego.
Becirovic intenta quitarle el balón a Scola en la semifinal entre el Tau y el Panathinaikos griego.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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