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Elecciones 27M

Una campaña sin Zaplana

Camps y Pla se juegan la Generalitat y su futuro tras cuatro años marcados por la inestabilidad

El presidente de la Generalitat y candidato a la reelección por el PP, Francisco Camps y el candidato socialista, Joan Ignasi Pla, afrontan las semanas más decisivas de su carrera política, las que les llevarán a la noche electoral del 27 de mayo.

Ambos tienen una ambición común: formar gobierno y poner punto final a una etapa que ha estado marcada por la influencia del ex presidente y actual portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Eduardo Zaplana. Un Zaplana que, pese a ser uno de los referentes estatales del PP y diputado por la circunscripción de Valencia, estará ausente en esta decisiva campaña electoral.

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Atrás queda una legislatura, con éxitos y fracasos, marcada fundamentalmente por la inestabilidad en el seno del Partido Popular, los intentos de Pla por mostrarse como alternativa de gobierno y la complicada construcción de una amplia coalición electoral liderada por Esquerra Unida y el Bloc. A continuación, se detallan algunos de los principales asuntos que han marcado la agenda política valenciana en la legislatura 2003-2007.

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- Nuevo Estatut. Los valencianos abrieron el proceso de reformas estatutarias impulsado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y consiguieron atraer la atención, entre otros, de catalanes y andaluces. Camps aprovechó el Estatut para proyectarse en España como barón territorial del PP, sellar el pacto de apoyo mutuo con Mariano Rajoy y enmendarle la plana a un Zaplana contrario a la reforma. Pla también utilizó la reforma estatutaria para darse a conocer en España, proyectarse como el líder de una oposición responsable y alternativa de gobierno. Esquerra Unida y Bloc se opusieron a la reforma, pese a que los socialistas lograron sacar del nuevo Estatut la barrera electoral del 5% y trasladar la discusión a la Ley Electoral Valenciana.

- La primera moción de censura. Pla ha sido el primer líder de la oposición en registrar una moción de censura y en presentarse como candidato alternativo ante las Cortes Valencianas cruzado ya el ecuador de la legislatura. El secretario general del PSPV-PSOE consideró que había motivos sobrados para lanzar un órdago que estaba condenado al fracaso a causa de la aritmética parlamentaria. La negativa de Camps a asumir responsabilidades políticas por el mayor accidente de metro registrado en España, el deterioro de los servicios públicos, la corrupción relacionada con el PP y los escándalos urbanísticos fueron los argumentos esgrimidos por el PSPV para censurar a un Camps, que optó por escurrir el bulto y ausentarse durante la práctica totalidad del debate.

- Tres crisis y un portazo. Camps llega a los comicios del día 27 con tres crisis de gobierno y un portazo, el de su vicepresidente Víctor Campos, que anunció su deseo de abandonar la política el mismo día que se firmaba el decreto de convocatoria de elecciones a Cortes Valencianas. Todas las remodelaciones de gobierno han estado condicionadas por la presión de los zaplanistas, aunque cada vez con menor éxito. Los cambios han sido aprovechados por Camps para reequilibrar la influencia de los distintos consejeros que le han acompañado en estos cuatro años.

- Grandes eventos, grandes deudas. Camps ha hecho una apuesta estratégica por los grandes eventos en esta legislatura con el objetivo de proyectar la imagen de la Comunidad Valenciana hacia el exterior. La visita del Papa, la presentación del equipo McLaren de Fórmula 1 que conduce Fernando Alonso, las regatas de la Volvo Ocean Race, la realización de grandes producciones cinematográficas en la Ciudad de la Luz, se han sumado a la celebración de la Copa del América. Todo ello ha supuesto desembolsos millonarios por parte del Consell, que oculta el coste real de la consecución de estas actuaciones. El Ejecutivo de Camps también ha preferido mirar hacia otro lado en relación con las denuncias de corrupción relacionadas con la construcción de Terra Mítica -que finalmente se ha saneado mediante la generación de plusvalías inmobiliarias- y los contratos de Julio Iglesias con el Instituto Valenciano de la Exportación. Si la cara de los grandes eventos ha sido la proyección de la Comunidad Valenciana -"la región más simpática de España", según Rajoy-, la cruz ha sido el Plan de Estabilidad impuesto por el Ministerio de Economía a la Generalitat para hacer frente al elevado endeudamiento.

- Mucho empleo, mucho ladrillo. La creación de puestos de trabajo ha sido uno de los mejores indicadores de la Comunidad Valenciana en esta legislatura, bien es cierto que en consonancia con los del resto de España. Las locomotoras que han tirado del empleo han sido los sectores económicos vinculados a la construcción y el turismo. El crecimiento basado en el sector inmobiliario no ha estado exento de coste. La Unión Europea ha sancionado la política urbanística del Consell, que ha suspendido el examen de la Eurocámara pese a modificar la ley urbanística valenciana.

- Iglesia y mercado. Las políticas del PP de Francisco Camps han estado marcadas en estos cuatro años por una potenciación sin límites de la estructura económica, mediática e ideológica de la Iglesia católica. Los arzobispos han visto con satisfacción como se les restauraba y rehabilitaba la inmensa mayoría de su patrimonio mueble e inmueble sin apenas contrapartidas; se les concedían las mejores frecuencias en radio y televisión y se incrementaban las dotaciones públicas en centros educativos, sanitarios y asistenciales de carácter confesional. Simultáneamente, Camps ha potenciado la externalización de servicios y la entrada del sector privado en la gestión sanitaria y asistencial. Una política que ha ido acompañada de un mayor grado de opacidad, mediante la constitución de sociedades de derecho privado y fundaciones.

- Puño de acero en guante de seda. Si Zaplana es sinónimo de ímpetu, Camps lo es de paciencia. Nunca ha perdido las formas, pero tampoco le ha temblado el pulso a la hora de ejecutar sus propias decisiones. Presidencia ha llegado a recomendar a los consejeros que ignoren las informaciones periodísticas para impedir que éstas condicionen sus decisiones. En este contexto, el entorno de Camps considera una prioridad la salvaguarda de su figura institucional. Lo aleja de escenarios comprometidos y evita someterlo a las preguntas de los periodistas.

Joan Ignasi Pla y Francisco Camps en un acto institucional de la celebración del 9 d'Octubre.
Joan Ignasi Pla y Francisco Camps en un acto institucional de la celebración del 9 d'Octubre.CARLES FRANCESC

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