Contra la desmemoria

Descubrir las historietas gráficas de Carlos Giménez es adentrarse en uno de los terrenos más siniestros de la posguerra española y atravesar los corredores de los hogares de la Obra Nacional de Auxilio Social. En esos centros, destinados a los huérfanos y a los hijos de las víctimas de la Guerra Civil, los internos sobrevivían a pan y agua mientras recibían clases sobre el espíritu nacional. El autor de Todo Paracuellos compartió junto a sus dos hermanos historias de hambre, frío y soledad, pero también otras muchas de juegos y aventuras. Ese niño comenzó a dibujar y crear un estilo propio que se ha ido plasmando en toda su obra. Carlos Giménez ha tratado con esa obra de crear un documento veraz sobre cómo se vivió en esos hogares.

Todas las historias que se muestran en las viñetas, las anécdotas que relatan los niños, fueron extraídas de hechos reales. "No he inventado nada, todo sucedió en la realidad, aunque evidentemente está novelado". Para crear Todo Paracuellos el dibujante, uno de los autores más importantes de la historieta gráfica de las últimas décadas, recopiló fotografías, cartas, textos, recortes de periódicos y grabaciones junto a testimonios orales de muchos niños. Giménez vivió ocho años en los citados hogares y estuvo en cinco de ellos.

El escritor Juan Marsé, autor del prólogo, afirma que la obra es "un testimonio contra la desmemoria, contra el olvido de la represión que el franquismo ejerció en unas cuantas generaciones de españoles".