En el camino (otra vez)
Con Ahora es el momento regresa Tom Spanbauer, un trotamundos de vida sumamente literaria y obra muy escasa que se dio a conocer con El hombre que se enamoró de la luna (1994). Su nueva y más ambiciosa novela resulta un modelo de lo que llama dangerous writing, una fórmula narrativa que da rienda suelta a las emociones, adora la primera persona, simula la improvisación, como aquella técnica del sketching de Jack Kerouac, y lleva dosis de minimalismo carveriano y varios excipientes como la catarsis, la desinhibición, sucedáneos de escritura automática o predilección por temas tabú (homosexualidad, religiones coercitivas, sexo, drogas y rock and roll) y reconstrucciones de la más genuina vida cotidiana. Está escrita en el espíritu de la generación beat -la ficción no es más que una vuelta de tuerca a la vida- y vuelve a ser un ejercicio autobiográfico al que la imaginación le ha cargado las tintas. Rigby John Klusener es Tom (Sawyer) Spanbauer escapando con 17 años de Pocatello, Idaho, y de su claustrofóbica familia católica, que parece no enterarse de que los Beatles están haciendo la revolución.
AHORA ES EL MOMENTO
Tom Spanbauer
Traducción de Aurora
Echevarría
Mondadori. Barcelona 2007
526 páginas. 24,90 euros
Rigby quiere abandonar el soso equipo de granjeros beatos y hacerse miembro de la muy pícara Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band. Interpretando el mismo papel de Sal Paradise en En el camino de Kerouac, se muere por llegar en autoestop a San Francisco. La sangre le corre por las venas y habla suelto de lengua como Haulden Caulfield, habla por los codos en frases cortas que enristra para que el ritmo se acelere como su coche en el camino hacia la edad adulta, hacia el autorretrato con palabras. Un inmenso flash-back pone en antecedentes al lector acerca de la vida de Rigby John antes de su decisión de ver el mundo y de contárnoslo después. Ahora es el momento es una novela de aprendizaje trufada de miedos, idealismos y feromonas desbocadas en la que Spanbauer ha puesto lo mejor de sí mismo, el humor y la capacidad evocadora en párrafos que abren la sociedad de los sesenta como si fuese una lata de cerveza que nos servimos frase a frase.