"No se pueden tirar piedras contra la globalización"
Guionista de cine y teatro, artista plástico, historiador, novelista, dramaturgo, militante político. Pero, ante todo, poeta. Nanni Balestrini (Milán, 1935) es uno de esos personajes de perfil renacentista cuya vida y obra resultan inseparables. Militó en las neovanguardias artísticas italianas de los años sesenta, como el Gruppo 63, que contaba en sus filas con Umberto Eco y Eduardo Sanguineti. "Para nosotros, los escritores de la generación anterior hablaban una lengua que parecía de un pasado lejano", explica Balestrini. "Toda mi generación quería hacer algo que reflejase el tiempo presente y por eso experimentábamos con nuevas formas de lenguaje y comunicación".
Como otros intelectuales de la época, quedó fascinado por el movimiento estudiantil de Mayo del 68. Una actividad que unió a millones de jóvenes bajo el pensamiento utópico de que las cosas debían cambiar de raíz y no mediante la toma del poder político como predicaba hasta entonces la izquierda heredera de la Revolución de Octubre. En Italia, esa primavera revolucionaria, creativa y existencial duró una década, y se conoce como el movimiento del 77. "Todo llegó a una gran velocidad, esos 10 años pasaron demasiado rápido", explica Balestrini. "El error fue no encontrar una estrategia común y que cada grupo fuese por su lado. Aunque era normal, porque en aquellos procesos participaba un número grandísimo de personas. Algunos de ellos optaron por la lucha armada, y esto supuso graves conflictos internos".
"En los setenta había objetivos precisos, la lucha era contra una fábrica. Pero la globalización, ¿dónde está? Ahora el enemigo es incorpóreo"
"Vivimos una sociedad especialmente represiva, aunque sea de una manera mucho más sutil que antes. Hoy en día todo se mueve bajo control"
La organización violenta que más trascendió fue Las Brigadas Rojas, conocida entre otras cosas por secuestrar y asesinar al presidente italiano Aldo Moro en 1978. A partir de ese momento, las políticas de control del Gobierno se endurecieron aún más y comenzaron las detenciones masivas, incluyendo la de un grupo de intelectuales de la llamada Autonomía Operaria, entre los que se encontraban Paolo Virno, Toni Negri o el propio Balestrini. Fue así como éste acabó exiliándose en Francia acusado de participar en 19 homicidios, incluyendo el del presidente Aldo Moro, hasta que en 1984 fue absuelto de todos los cargos por falta de pruebas y regresó a Italia.
Pero todo aquello parece quedar muy lejos de la cafetería de Madrid en la que Balestrini, pelo cano, americana y camisa granate, explica pasajes de su vida y retazos de su obra animado únicamente por un vaso de agua con limón. En un italiano meridiano que apenas necesita traducción, enfatiza su compromiso con la poesía más allá de su espectacular pasado de militancia política.
Es autor de una decena de novelas, 14 libros de poemas y algún que otro ensayo. Pero sólo la novela Los invisibles había visto la luz en España hasta que, recientemente, la editorial Traficantes de Sueños publicara el ensayo La horda de oro, sobre el movimiento del 77, y la novela Lo queremos todo. También la editorial Acuarela acaba de editar el largo poema Blackout, extractos de los procesos judiciales de los años setenta italianos mezclados con memorias de exiliados. Y el Instituto Italiano de Cultura expone parte de la obra gráfica de Balestrini en su sede de Madrid hasta el 9 de abril.
Las experiencias del movimiento del 77 han inspirado muchas de las tácticas actuales de los llamados movimientos antiglobalización: las radios libres, la contrainformación, la experimentación con el cuerpo y el lenguaje, los centros sociales okupados, la atención a lo local o los festivales de rock reivindicativo. No obstante, Balestrini sabe que los tiempos han cambiado: "En los setenta había objetivos precisos, la lucha era contra una fábrica. Pero la globalización, ¿dónde está? No es algo que se puede tocar. No se pueden tirar piedras contra la globalización. Ahora el enemigo es incorpóreo".
Todas sus ideas están presentes en su obra plástica: grandes collages realizados con recortes de titulares de periódicos que invitan al espectador a reflexionar sobre el paso de la historia y dar cuenta de la triste recurrencia de la guerra, el hambre o el terrorismo. "Vivimos una sociedad especialmente represiva, aunque sea de una manera mucho más sutil que antes. Hoy día, todo se mueve bajo control". Pero, aunque duda unos segundos, Balestrini se niega a creer en la idea del eterno retorno: "Creo más bien en luchar para que ciertas cosas no vuelvan a pasar de nuevo". Y su contienda es a través del lenguaje. Experimental, con una sintaxis que se sale del papel y golpea al espectador obligándole a participar. "Las cosas que yo hago parecen diferentes, pero en la base de todas ellas hay un trabajo con el lenguaje, con la palabra".

UN INTELECTUAL COMPROMETIDO
- Nació en Milán en 1935
- Militó, con Umberto Eco o Sanguineti, en el movimineto literario conocido como Gruppo 63
- Fue acusado de pertenecer a las Brigadas Rojas y participar en 19 homicidios, se exilió en Francia y fue absuelto de todos los cargos en 1984
- Se publican en España su ensayo La horda de oro, la novela Lo queremos todo y el poema Blackout
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