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800.000 portugueses de más

Un estudio de la Universidad de Lisboa revela que el censo electoral de Portugal está inflado

Cada vez que hay elecciones en Portugal los medios de comunicación se hacen cruces con el censo electoral. Hace tiempo que resulta un secreto a voces que las listas no reflejan cabalmente los cambios reales de la población y, por ello, resulta imposible calcular la abstención real. Hasta ahora nadie era capaz de decir en qué medida. Ahora, dos jóvenes politólogos, estudiantes del máster de Política Comparada del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, han desvelado el misterio: las listas electorales portuguesas tienen, como mínimo, 785.111 electores-fantasmas, o lo que es lo mismo, el 8,92% del total de inscritos.

Según el estudio, que cruza datos de distintas fuentes oficiales, "uno de cada once electores inscritos en los cuadernos electorales no existe". El caso más llamativo es el de Madeira, una circunscripción electoral en la que más del 20% de los inscritos ya no vive allí o quizá se ha muerto. Nadie lo sabe a ciencia cierta. El falseamiento del censo permitió que esa región autónoma, que ahora está a punto de convocar elecciones anticipadas tras la dimisión de su presidente, eligiese seis diputados en las Legislativas de 2005 en vez de cinco. La última vez que el Estado limpió el censo de manera exhaustiva fue en 1998, afirman los autores del estudio, Luís Humberto Teixeira y José António Bourdain. Aquella vez, fueron borradas de las listas de votantes 443.000 personas, casi un 5% del total. Según Teixeira, "desde entonces nadie ha vuelto a purgar, con lo cual los fallecidos, muchos de los emigrantes que se van del país y los trabajadores que cambian de ciudad siguen inscritos".

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Madeira no es la única beneficiada por el cambio de peso artificial de las circunscripciones. Otras zonas de emigración, como Bragança, Castelo Branco y Viana do Castelo también lograron en 2005 un diputado más de los que debían. La excepción a esa regla migratoria es Lisboa, que también ganó uno. Los perjudicados fueron Aveiro, Évora y Setúbal, que perdieron un diputado cada una, y sobre todo Oporto, que vio esfumarse dos.

Aunque los datos superan en gran medida los de análisis anteriores, Teixeira y Bourdain afirman que su estudio es "muy prudente y conservador". Teixeira piensa que la causa fundamental del fallo tiene que ver con la "inercia de los ciudadanos" y con la financiación de las corporaciones locales: "Los salarios de los concejales y los presidentes de las juntas de distrito dependen, entre otros factores, del número de electores. Así que a muchos ayuntamientos no les conviene arreglar sus censos".

La importancia de ese 9% de electores fantasmas es crucial en los referendos, porque la ley portuguesa exige que vote al menos la mitad más uno de los electores para que la consulta sea jurídicamente vinculante. Según Teixeira, el reciente referendo para despenalizar el aborto, en el que hubo una abstención del 54%, habría estado muy cerca del 50% si los censos hubieran estado en orden. "Sólo lo sabremos cuando el Instituto de Estadística ofrezca los datos de población reales de diciembre de 2006. Pero con 300.000 fantasmas menos, quizá la ley se habría aprobado directamente en las urnas".

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