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CUBA, A LA ESPERA DEL CAMBIO

LAS MEJORES LETRAS CUBANAS

Dulce María Loynaz

(La Habana, 1903-1997)

Más información
La azotea de los escritores

Considerada dentro de la corriente de poesía posmodernista, fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras cubana y una de las primeras abogadas de Cuba. La mayor de cuatro hermanos todos poetas, famosos por las fiestas que organizaban en su casa de El Vedado en las que participaba García Lorca, amigo personal de todos ellos. También Juan Ramón Jiménez, y parece que Alejo Carpentier se inspiró en los cuatro hermanos al escribir El siglo de las Luces. Los críticos han señalado la "pureza de lo femenino" en la poesía de Dulce María así como la influencia de Juan Ramón. Es autora de obras en prosa, Jardín, Un verano en Tenerife, y hacia el final de su vida autorizó la publicación de su libro de memorias Fe de vida. Escrito en 1978. Sobre estas memorias ha dicho César Aira en su Diccionario de autores latinoamericanos: "Una confesión conmovedora, dolorosa de leer. La historia es de esas cosas que sólo pueden pasar en la realidad, porque en una novela serían demasiado inverosímiles". En 1992, a sus noventa años, recibió el Premio Cervantes. Murió en 1997.

Emilio Ballagas

(Camagüey, 1908-1954)

Formó parte de la revista Avance junto con los poetas Eugenio Florit y Mariano Brull. Son notables sus Antología de la poesía negra hispanoamericana y Mapa de la poesía negra. Su poesía se caracteriza por una intensa sensualidad verbal muy influida por lo criollo y por la erótica homosexual. Entre sus libros de poemas: Elegía sin nombre, Sabor eterno y Cielo de rehenes.

Alejo Carpentier

(La Habana, 1904-París, 1980)

De padre francés y madre rusa, es uno de los escritores cubanos más cosmopolita e influyente. Músico aficionado, publicó un ensayo sobre La música en Cuba. Su primera novela de repercusión internacional fue Los pasos perdidos. Después vendría el libro de cuentos Guerra del tiempo y las de referencia El siglo de las luces, Concierto barroco, El recurso del método y La consagración de la primavera. Autor también del poema Liturgia inspirado en la poesía afrocubana. Murió en París en 1980.

Eliseo Diego

(La Habana, 1920-1994)

Perteneciente al grupo Orígenes, aquellos que se agruparon al margen de cuestiones políticas con un único interés central: indagar en los orígenes de la sensibilidad creadora. Poeta extremadamente melancólico, su mundo lírico expresa la cotidianidad y una intimidad sentimental. Es un referente indiscutible en la joven poesía cubana. Entre sus obras, En las oscuras manos del olvido, Divertimentos, Nombrar las cosas o Inventario de asombros. En 1993 ganó el Premio Juan Rulfo. Murió un año después, en 1994.

José Lezama Lima

(La Habana, 1912-1976)

Abogado de profesión, fundó la revista Espuela de Plata que luego se convertiría en Orígenes. Se convirtió en el centro vital de la poesía de este grupo. En la estela de Góngora, es un poeta barroco de gran originalidad y una sensibilidad extrema. Su primer libro Muerte de Narciso, un único y largo poema, precedió a su fundamental y única novela Paradiso, una mezcla de autobiografía lírica, extraordinaria y de difícil clasificación. Son

notables sus ensayos Tratados en La Habana, Introducción a los vasos órficos y Las eras imaginarias.

Virgilio Piñera

(Camagüey, 1914-1979)

También perteneciente al grupo Orígenes, fue hombre de una gran sagacidad y acerada crítica. En su obra el miedo y la idea de la fuga son una constante, quizá por la censura y el continuo hostigamiento del Gobierno de Castro. Hoy está rehabilitado y algunos de sus libros pueden encontrarse en La Habana. Vivió más de diez años en Buenos Aires y fue amigo de Gombrowicz. Sus obras de teatro prefiguran el teatro del absurdo y sus cuentos son algo lúgubres y kafkianos. Excelente poeta, su primer libro, Las furias, lo publicó en 1941, al que seguiría La carne de René, su primera y más importante novela. Fundamentales son sus obras de teatro reunidas en su Teatro

completo (1960). Murió pobre en La Habana. En 1999 se publicaron en España sus Cuentos completos.

Cintio Vitier

(Cayo Hueso, 1921)

Su obra poética va pareja a la de Eliseo Diego y está reunida en libros como Víspera, Testimonios o Nupcias. Es autor de un importante libro sobre la poesía cubana, Lo cubano en la poesía, publicado en 1958. Casado con la poeta Fina García Marruz, en la actualidad ambos dirigen el Instituto de Estudios Martianos.

Nicolás Guillén

(Camagüey, 1902-1989)

Uno de los poetas más reconocidos fuera de la isla. Estuvo en el frente republicano durante la Guerra Civil española, de ahí su poema España. El núcleo de su obra se centra en lo afrocriollo y la poesía social. En sus versos hay ecos del folclor popular español y de las letras y canciones de García Lorca. En 1959 fue presidente de la Unión Nacional de Escritores de Cuba. Entre sus obras más conocidas, Motivos del son, Sóngoro cosongo, El gran zoo y La rueda dentada. En el volumen Prosa de prisa están recopiladas todas sus crónicas y artículos. Murió en La Habana en 1989.

Gastón Baquero

(Banes, antigua provincia de Oriente, 1916-Madrid, 1997)

Fue periodista y fundó los cuadernos Clavileño. Lector de Unamuno y de T.S. Eliot, a quien tradujo,

su poesía es de corte sentimental e intimista. Entre sus ensayos cabe destacar Los enemigos del poeta.

Murió en España en 1997.

Guillermo Cabrera Infante

(Gibara, antigua provincia de Oriente, 1929-Londres, 2005)

Desarrolló su actividad inicial en el campo del periodismo. Dirigió la revista Carteles y la Cinemateca de Cuba. Después de la revolución fue director del Instituto de Cine y del suplemento literario Lunes de la Revolución. Un oficio del siglo XX reúne las críticas cinematográficas que escribió bajo el seudónimo G. Caín. En 1965 se afincó en Londres donde vivió hasta su muerte. Sus obras más importantes Tres tristes tigres, con la que ganó el Premio Seix Barral, La Habana para un infante difunto, Holly Smoke, escrita en inglés, Mea Cuba, donde reúne sus artículos anticastristas, y Cine o sardina.

Severo Sarduy

(Camagüey, 1937-París, 1993)

Se trasladó a La Habana en 1956 donde inició estudios de medicina. Vinculado al grupo de la revista Ciclón, colaboró también, después de la revolución, en Diario Libre y en Lunes de la Revolución. En los años sesenta viajó a Europa y se radicó en París hasta su muerte en 1993. Personaje polifacético, escribió sobre pintura, fue asesor editorial y locutor radiofónico. Escritor barroco y experimental, entre sus obras más importantes: Gestos, De dónde son los cantantes, Cobra, Maitreya, Colibrí , Cocuyo y Escrito sobre un cuerpo.

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