_
_
_
_
_

El ejemplo de Huércal-Overa

Tereixa Constenla

Medio centenar de mujeres ya han parido sentadas este año. Ha sido en un pequeño hospital comarcal, La Inmaculada de Huércal-Overa (Almería), que en materia obstétrica y ginecológica va por delante de los centros de referencia andaluces. Y de fuera de Andalucía. De hecho, un 3% de los partos asistidos en este hospital son de mujeres de otras provincias. Programado para atender 900 alumbramientos al año, despide 2006 con 1.350 partos, entre los que se incluyen los 50 en la silla obstétrica.

La oferta de los partos en vertical continúa con la línea de trabajo que se desarrolla desde hace años en La Inmaculada. El hospital es, probablemente, el que más se acerca a las recomendaciones de la OMS. Su tasa de cesáreas es la más baja de Andalucía: 14 por cada 100 alumbramientos. La media andaluza y española se sitúan alrededor del 22% sin contar con los centros privados, donde el porcentaje de cesáreas casi se duplica.

Y hay más prácticas asistenciales que contrastan con las rutinas habituales de muchos paritorios. No se aplican enemas, por ejemplo. "No los ponemos desde hace 20 años", señala el jefe de servicio de Obstetricia, Longinos Aceituno. Apenas se recurre a las episiotomías, otra medida frecuente en los hospitales españoles que debería limitarse a los casos estrictamente necesarios, según la OMS. La tasa de episiotomías en Huércal-Overa es del 30% frente al 70% que se da en el conjunto español.

Su actuación es puesta como modelo por la asociación El Parto es Nuestro, que también cita el hospital de Úbeda (Jaén) y, "a falta de un hervor", el de Fuenlabrada (Madrid). "No estamos enfermas y el cuerpo, sin intervención, es como mejor trabaja", defiende Patricia Sanz, de la asociación, que cree que la intervención médica debe ceñirse a las complicaciones. "Hay que cambiar los protocolos, no se debe intervenir hasta que no hay patología", sostiene.

"Lo principal es incentivar a la mujer para que tome la decisión una vez que el profesional le ha informado", plantea Aceituno. "Se hacen muchas rutinas que no se consultan con la mujer y no valen para nada como los enemas o el rasurado", censura. Longinos Aceituno es también elcoordinador autonómico del proceso asistencial del embarazo, parto y puerperio en Andalucía. Tras examinar el informe de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, se decidió a ensayar el parto en vertical en su unidad. En sus seis meses de utilización, Aceituno está satisfecho. Y, lo que es más importante, todas las mujeres que la han utilizado, a pesar de que no han recibido anestesia epidural porque disminuye la fuerza en las extremidades. "La principal idea es incentivar a la mujer a que se movilice y no esté en la cama siempre que sea posible", expone el ginecólogo. La introducción de nuevas prácticas también obliga al reciclaje de los profesionales. "Suele haber resistencias en los sanitarios a los cambios", admite Aceituno. Más del 60% de las matronas de La Inmaculada asisten ya los partos en vertical, aunque la pretensión del jefe de la unidad es que lo asuman todas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Lisboa desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera en Andalucía. Es autora del libro 'Cuaderno de urgencias'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_