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El desafío iraní

Los estudiantes desafían a Ahmadineyad

Grupos de universitarios protestan contra la censura y las purgas del presidente de Irán

Ángeles Espinosa

Con gritos de "muerte al dictador", decenas de estudiantes trataron de interrumpir ayer un discurso del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en la Universidad Amir Kabir de Teherán. Partidarios del dirigente enseguida contraatacaron con un "Ahmadineyad, te apoyamos". La osada protesta culmina una semana de movilizaciones contra el creciente control ideológico en las universidades. "Están expulsando de la universidad a los profesores más preparados", denuncia F. M., un alumno de la Universidad de Teherán que, como otros, habla de una "segunda revolución cultural".

La referencia a la "revolución cultural" traslada a las purgas de profesores que en los primeros años ochenta silenciaron la contestación contra la República Islámica. Pero el activismo universitario volvió a resurgir y aunque sufrió un importante varapalo en julio de 1999 (cuando la represión de una algarada dejó varios estudiantes muertos), se está reactivando ante al ascenso de los fundamentalistas. Desde principios de este año, las universidades públicas -y muy en especial la de Teherán- han sido escenario de protestas esporádicas, pero con motivo del Día del Estudiante, el pasado jueves, se han intensificado.

El Gobierno pidió a los alumnos que denunciaran a los profesores liberales
"Están expulsando a los profesores más preparados", denuncia el estudiante F. M.
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Los estudiantes se quejan de que a raíz del cambio de Gobierno les han censurado las actividades políticas y cerrado las asociaciones democráticas. Sólo en la Universidad de Teherán, la junta disciplinaria ha convocado a dos centenares de estudiantes y a 105 de ellos les ha prohibido continuar sus estudios, uno de los motivos de las últimas manifestaciones. También denuncian que las autoridades han apartado de la docencia a numerosos profesores críticos con la línea política del Gobierno.

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"En Teología, han jubilado a Mojtahed Shabestari, que es uno de los principales intelectuales de Irán, y en Derecho, a Valiollah Dorodian, con el pretexto de que son muy mayores", pone como ejemplo F. M. en un café cercano a la Universidad de Teherán. Los periodistas tienen prohibido el acceso al campus. A otros, como Said Hajjarian o Mohsen Kadivar, ambos de la Universidad Tarbiat Modarres, les han apartado de los consejos de que eran miembros o no les han renovado el contrato.

"A mí no pueden echarme porque soy profesor numerario", explica Kadivar a esta corresponsal, pero le han apartado de todos los comités en los que participaba y el Departamento de Filosofía, que dirigía hasta mayo de este año, ni siquiera le invita a sus reuniones académicas. "Como no tengo edad para jubilarme, han elegido hacerme frente de esta manera", añade con su característico humor este clérigo disidente que tiene 47 años.

"Ya no me interesa trabajar en un ambiente lleno de tensión", manifestó Ahmad Sai, uno de los afectados, durante una asamblea estudiantil en la Universidad de Teherán el pasado 23 de mayo. Esa semana el clima político había subido de temperatura con la publicación de una viñeta ofensiva para la comunidad azerí. Las manifestaciones de Urmia y Tabriz, capitales de las dos provincias de mayoría azerí, también tuvieron eco en el campus. Hubo numerosas detenciones. "La acumulación de malestar es tal que cualquier día puede haber una explosión", asegura F. M.

Aunque los portavoces oficiales insisten en que el Gobierno acepta el criticismo y anima la libertad de expresión, el propio Ahmadineyad pidió a los estudiantes a principios de este curso que denunciaran a los profesores liberales y laicos. En total, unos 70 académicos han sido apartados de la enseñanza con el pretexto de jubilaciones anticipadas o expiración de sus contratos.

El giro se anunció, en noviembre del año pasado, con el nombramiento como rector de la Universidad de Teherán de un clérigo sin educación universitaria, el ayatolá Abbas Ali Zanjani, lo que causó malestar entre los docentes que hasta entonces elegían a ese cargo. Los estudiantes consideran que fue el primer paso de la política de islamización de las universidades. Cuando, unos meses más tarde, se propuso enterrar a los mártires en los campus para mantener viva su memoria, los alumnos de la Universidad Sharif de Tecnología protestaron convencidos de que era una trampa para militarizar los recintos universitarios. Varios terminaron en la cárcel.

"Ha habido un cambio de ambiente y la política del Gobierno hacia los estudiantes se ha endurecido", resume F. M., a quien sus amigos tratan respetuosamente de hayi por su reciente peregrinación a La Meca. "Somos musulmanes liberales, y el islam que promueve este Gobierno no respeta las libertades", concluye.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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