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Cambio en la Jefa-Tura

"Sóc una dona, això ja no es broma, no seré mai capità general... Sóc una dona i n'estic contenta... No seré mai bisbe, ni tampoc policia".

Recuerdo que en la década de los ochenta, cuando Marina Rossell popularizó el poema de Maria Aurèlia Campmany Feliçment sóc una dona, en los debates sobre género, mujer, violencia y poder que daban los movimientos feministas se comentaba, a raíz de dicho texto, si la violencia era o no un atributo masculino. Y cuando salía a conversación el papel de Margaret Thatcher, que hacía la guerra en el Ulster o las Malvinas, había quien decía que pese a ser ciertamente una mujer, actuaba y pensaba como un hombre.

Con los años, más y más mujeres en España y Cataluña fueron asumiendo cargos de responsabilidad en todos los ámbitos. En la Generalitat, Convergència i Unió colocó a mujeres no sólo al frente de departamentos más sociales como Educación, sino que también en otros que, según el poema de Maria Aurèlia estarían reservados a los hombres, como Gobernación que dirigía y gestionaba la policía catalana. Es el caso, por ejemplo, de Maria Eugènia Cuenca.

Con ese reto que Saura aceptó, Montilla puede dañar también a la coalición que fue más fiel al tripartito

Esto viene al caso de la evaluación de la hasta hace unos días consejera de Interior, Montserrat Tura, que acaba su mandato con una sobresaliente nota e, incomprensiblemente para muchos, no ha sido revalidada en su puesto, sino traspasada a Justicia. Siendo siempre difícil imponer cambios que restringen prácticas habituales y generan fuertes sanciones a los infractores -por ejemplo alcoholemia y exceso de velocidad-, la consejera Tura, ha conseguido la implementación de las nuevas medidas no sólo por el miedo a la sanción -tolerancia cero- sino, sobre todo por su capacidad de seducción y claridad de ideas. Pese a lo que digan lo versos de Maria Aurèlia es evidente que una mujer puede ser una buena policía y una excelente jefa de policías. Y, tal vez por ser mujer y tener claras las cosas, consiguió que la ciudadanía recibiera sus mensajes u órdenes, no como los del viejo e incoherente cascarrabias que pretende hacernos cumplir lo que él no cumple, sino como esa madre que se preocupa y sufre por nosotros.

Montserrat Tura se ha destacado por mostrar una coherencia -tal vez en ocasiones obsesiva- y una cercanía de la que carecen muchos políticos. Ella, cuando era alcaldesa de Mollet, se paseaba a primera hora en bicicleta por las calles para inspeccionar y llegaba al despacho con los deberes hechos. Cercanía y humildad de la que carecen aquellos -de un partido u otro- que nunca se han bajado del coche oficial. Tal vez por tener esa pinta de hippy, tal vez por ser mujer, sus órdenes y consejos llegaron a aquellos que podían ser reacios a cumplirlos. Tal vez por su coherencia y capacidad de trato, supo dirigir un cuerpo nutrido de hombres y que se denomina en masculino: los Mossos d'Esquadra, sin que los motes compuestos con su apellido -la Jefa-Tura, la Prefac-Tura, la que ningú a-Tura-, significaran poner en duda su autoridad y liderazgo.

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Sorprendentemente José Montilla no la ha renovado en su puesto. Hay quien cree que no lo ha hecho por su cercanía a Maragall. Hay quien opina que ha sido para dar un regalo envenenado a Joan Saura. Pero Montilla, con ese reto que Saura aceptó, puede dañar no sólo la estabilidad de la dirección de la policía catalana, sino también a la coalición que fue más fiel al tripartito. Es un hecho que en 1999 Maragall no pudo ser investido presidente dado que Esquerra Unida Alternativa, concurrió por separado de Iniciativa, sin llegar al 3%. Y así se perdieron dos escaños que habrían dado la mayoría a la izquierda.

Un consejero de Interior posiblemente deberá apoyar actuaciones de los mossos que no siempre serán del agrado de los movimientos sociales y ciudadanos. Incluso puede ocurrir que deban actuar contra manifestaciones por temas ambientales o de infraestructuras que no apoye Iniciativa Verds-Esquerra Unida Alternativa. Como antesala de lo que puede pasar, Esquerra Unida i Alternativa ya ha criticado el desalojo de la La Makabra de hace unos días.

Muchas manifestaciones ecologistas, estudiantiles y ciudadanas se realizan sin la preceptiva comunicación previa. Y siempre se sopesa el cumplimiento de la ley -disolver la misma- con el sentido común, la lógica y la oportunidad política. Pero estando esta decisión en manos de un dirigente de la fuerza minoritaria del Gobierno y más crítico con ciertas políticas, puede ocurrir que tanto la oposición y el partido mayoritario duden de él. Un consejero de Interior no debe dudar permanentemente, pedir permiso a los compañeros de coalición o justificarse por lo que no hace. Con esta decisión José Montilla no sólo puede quemar a Joan Saura, sino que puede desestabilizar una de las tres patas del Gobierno que desea presidir cuatro años. Tendrá sus razones.

Xavier Rius-Sant es periodista.

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