El poderoso crepúsculo de Miró
Hacia finales de 1956, Joan Miró deja la sombría Barcelona de la posguerra y se instala (o se refugia) de manera definitiva en Palma de Mallorca, en una pequeña colina con vistas a la bahía que con los años, y para su desesperación, se fue llenando de hoteles y urbanizaciones típicas del turismo salvaje de los años del desarrollismo.