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Reportaje:Muere el mayor goleador del siglo XX

"Nos sacaron los contrabandistas"

Zoltan Czibor, hijo del delantero, explica cómo la familia Puskas y la suya escaparon de Hungría

La noticia del fallecimiento de Puskas no dejó indiferente a la ciudad donde vieron dos de sus mejores amigos: Ladislao Kubala y Zoltan Czibor. Sus hijos, Ladislao y Zoltan, por muy diferentes motivos, no olvidan a una persona que forma parte de su vida. "Mi padre nació en la misma calle que Ferenc, creció con él literalmente", recordaba ayer Ladislao Kubala hijo, que guarda entre sus recuerdos de infancia la primera Navidad que la familia Puskas pasó en España. "Comimos todos en nuestra casa. Mi padre quería mucho a Puskas, sentía verdadera devoción por él". Para los Kubala, Puskas siempre fue Ferenc: "No recuerdo que mi padre le llamara Pancho jamás. Era Ferenc, según nos dijo siempre, el mejor futbolista que había visto nunca en un campo de fútbol".

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El hijo del mítico delantero del Barcelona, fallecido en 2002, explica que su padre abandonó Hungría mucho antes que la familia de Puskas Primero, en 1945, al perder a su padre, Kubala y su madre se trasladaron a Checoslovaquia. En 1947 el delantero regresó a Hungría para cruzar definitivamente el telón de acero un año después. Tras permanecer sancionado un par de años, en 1950, finalmente, firmó por el Barcelona. En 1955 bajo la dirección de Arturo Ruiz Castillo se rodó Los héroes buscan la paz, que narraba la odisea de Kubala "camino de la libertad, escapando de las garras del comunismo", según la propaganda de la época. La cinta fue coprotagonizada por el propio jugador, Antonio Ozores y María Asquerino. "Recuerdo a Puskas como una persona muy jovial, alegre y muy bromista".

"La familia Puskas, la familia de Kocsis y supongo que las de los demás jugadores que se exiliaron en Viena, escapamos en 1956", recuerda Zoltan Czibor, hijo del mítico delantero húngaro, integrante de la legendaria Hungría que logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y fue finalista del Mundial de 1954. "Nos sacaron unos contrabandistas, de noche, por los bosques que entonces marcaban la frontera entre Hungría y Austria". Su padre, como Puskas, Osterreicher, Kocsis y Kalmar, todos jugadores del Honved, iban a Bilbao para medirse al Athletic cuando la URSS invadió su país. Tras jugar en San Mamés (donde ganó 3-2 el Athletic), pusieron rumbo a Bruselas, escenario de la vuelta (3-3). Tras el partido, en vez de regresar se quedaron en Viena.

Desde allí contactaron con mafias de contrabandistas para que sacaran a sus familias de Hungría. "Según me contaron", explica Zoltan Czibor, reportero gráfico en Barcelona; "los dos primeros intentos fracasaron porque los niños llorábamos. Yo tenía un año y medio, y debía hacer mucho frío, en diciembre, de noche y en medio del bosque". Lógico, algunos detalles se le escapan: "Creo que la hija de Puskas ya había nacido entonces, así que debía ir en ese grupo, no lo sé seguro". Lo que sí tiene claro es que salvaron la vida de milagro. "Había dos caminos para salir y los húngaros estaban hasta el gorro de que se fugara gente. Las dos primeras noches, buscamos la salida por el mismo camino, por una montaña. La tercera, cambiamos de ruta y salimos por los bosques. Los de la montaña murieron todos aquella noche, acribillados a tiros por el ejercito".

Zoltan, que dice que en su casa Puskas siempre fue conocido como Feri, recuerda también al delantero en Madrid. En 1962 el ascensor de su casa en el barrio de Sants (Barcelona) le arrancó una pierna. "Mi padre me llevó a Madrid y Puskas nos llevó a los mejores médicos. Fue muy cariñoso conmigo. Bueno, Puskas era muy cariñoso con todo el mundo".

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