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Reportaje:9 d'Octubre

La 'senyera' acorta su paseo por Valencia

La procesión cívica discurre sin incidentes en un recorrido por el centro de la ciudad que suprime la parada en la Generalitat

Sara Velert

La procesión cívica del 9 d'Octubre recuperó ayer el itinerario tradicional de 1991 y suprimió el paso por el Palau de la Generalitat y las estrechas calles del centro histórico de Valencia, para alivio de más de un participante en una mañana de bochorno. Así, la marcha comenzó puntual con las campanadas de las doce y en menos de dos horas la senyera estaba de vuelta en la plaza del Ayuntamiento. El atajo tomado por la procesión pilló desprevenidos a los empleados municipales, que hicieron esperar a la senyera antes de alzarla de nuevo al balcón principal. Junto a la bandera esperaba la concejal del PP Marta Torrado, muy fresca tras haber cargado con los 18 kilos que pesa el portaestandarte con la bandera.

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El recorrido acortado fue la novedad en una procesión cívica en la que se mezclaron, como todos los años, los piropos a la senyera y las autoridades participantes y los insultos de grupos anticatalanistas y de ultraderecha. Un par de espontáneos exaltaron a gritos a la alcaldesa, Rita Barberá, y al presidente de la Generalitat, Francisco Camps -"¡sou els millors!"- nada más arrancar la marcha que conmemora la entrada del rey Jaume I en la ciudad en 1238. Mientras, unos metros más adelante comenzaba la pitada a los diputados nacionales y otros representantes populares y socialistas, y llovían monedas de una peseta desde las filas de Coalición Valenciana al paso de políticos y miembros de Lo Rat Penat. Como todos los años. Los seguidores de Juan García Sentandreu, ignorados por los integrantes de la procesión, se apelotonaron tras una pancarta que pretendía pegarse a la comitiva oficial, pero las fuerzas de seguridad pusieron calle de por medio. Parte del público, visto el griterío que se formaba en la retaguardia de la marcha, abandonó la acera y se sumó al cortejo de la senyera, como para marcar distancias. "Somos valencianos pacíficos", comentaban Antonio Ramón y Vicenta Rosalén, un matrimonio jubilado de Benetússer, al llegar a la plaza de la Reina para ver entrar la senyera en la catedral, donde se celebró el Tedeum oficiado por el arzobispo, Agustín García-Gasco.

Menos numerosa que otros años, la Policía Local calculó generosamente unos 70.000 participantes en la procesión cívica y cifró en unos pocos centenares los manifestantes blaveros. No hubo incidentes. El puente festivo atrajo al acto a vecinos del área metropolitana, a turistas y curiosos, a los que no se pierden nunca la procesión y los que tropiezan con ella. "Yo paso de esto, he venido a pasear al chiquillo", aseguró un paseante. El contrapunto, Susana Cristóbal, de 37 años, su marido y sus dos hijos: "Nosotros venimos todos los años, nos gusta mucho".

Las bandas de música, comitivas de entidades cívicas y falleras compartieron aplausos en el camino de la senyera hacia el Parterre, donde se realizó la ofrenda floral ante la estatua del rey Jaime I. De nuevo, un pequeño grupo de personas profirió insultos contra la comitiva que arropaba el estandarte -la Corporación municipal, el Consell, el presidente de las Cortes, Julio de España, el delegado del Gobierno, Antoni Bernabé, y autoridades militares-, contra el presidente Rodríguez Zapatero, y contra el ex dirigente de Unión Valenciana, José María Chiquillo, emigrado al PP, que les saludó con amplia sonrisa.

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La mayoría del público no se inmutó y devolvió solemnidad al acto al entonar el himno valenciano y retomar tranquilamente la marcha hacia la plaza del Ayuntamiento, donde el acto concluyó con una mascletà. En un "día magnífico y con un sol estupendo", la gente aplaudió el paso de la senyera y reivindicó sus señas de identidad, afirmó Barberá tras la procesión, cuyo recorrido abreviado consideró "un acierto" porque evita las "callejuelas" detrás del Palau de la Generalitat. Como otros políticos de los partidos mayoritarios, la alcaldesa vinculó la fiesta con el nuevo Estatut, "el mejor posible desde la lealtad a la Constitución". El portavoz socialista, Rafael Rubio, también destacó el primer 9 d'Octubre del nuevo Estatut d'Autonomia. Un texto que la edil de EU-L'Entesa María Victoria González hubiera querido "más progresista".

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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