¿Dónde están los obispos?
Jesucristo prometió el Reino de los cielos a sus discípulos porque: "Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui peregrino y me acogisteis" (Mateo, 25,34). Eso es lo que piden a toda Europa los africanos que llegan a nuestras costas, trabajo y pan. No podemos ni debemos acostumbrarnos a estas noticias. Comprendo que la solución se escapa a las competencias y recursos de un solo país. Comercio internacional, corrupción, expoliación de sus recursos, la liberalización del mercado, etcétera. Pero dentro de nuestros límites sería más positivo que cada organización aportara su granito de arena y así hacer fuerza entre todos.
Hasta el momento sólo he visto en acción a la Cruz Roja, la Guardia Civil, algunas ONG, y un sacerdote, cuyo nombre no recuerdo, al cargo de un centro de acogida. No he visto qué hacen los obispos. Bien dispuestos estuvieron a salir a la calle para defender la enseñanza religiosa en un Estado constitucionalmente aconfesional. ¿Dónde están ahora? Si su objetivo es salvar almas para llevarlas al Reino de los cielos ¿por qué no empiezan a salvar las suyas y presentan una alternativa? Ellos están en todos los países; nuestros políticos, no. Además de dicho sacerdote, hay otros católicos que sí cumplen con las leyes de la caridad e invierten sus vidas en intentar mejorar las condiciones de vida de los desheredados de la tierra. Son la excepción que, nunca mejor dicho, confirman la regla.