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El Ministerio de Defensa quiere que los miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME), el mayor esfuerzo realizado nunca en España para crear un cuerpo de protección civil -4.310 militares, 1.600 millones de presupuesto en tres años, 10 hidroaviones y 19 helicópteros-, tengan rango y poderes de "agentes de la autoridad".
Al alba, cuando aún resonaba el eco de las palabras de paz en la ONU, retumbaron de nuevo los cañones israelíes para proteger el avance militar en Líbano. El primer ministro, Ehud Olmert, expresó su satisfacción por la resolución del Consejo de Seguridad para detener la guerra, pero el jefe del Estado Mayor, general Dan Halutz, afirmó que no se detendría hasta que su Gobierno lo ordenase.
El Ejército israelí triplicó ayer sus efectivos en el campo de batalla y aceleró la invasión del sur de Líbano para barrer a Hezbolá. "Si entregamos al Ejército libanés una zona limpia, haremos su tarea más fácil", dijo un portavoz del Gobierno.
Historiadores y expertos calculan que los restos de más de 90.000 personas yacen en las fosas comunes de la Guerra Civil. Asociaciones, gobiernos autónomos y ayuntamientos trazan el mapa de la memoria con los datos de familiares y testigos. Diversas entidades han exhumado ya los restos de 905 fusilados. La futura Ley de la Memoria acelerará tan ingente tarea.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, anunció en la madrugada de hoy que Líbano e Israel han acordado que el alto el fuego entre en vigor a las ocho de la mañana del lunes, hora local. La guerrilla de Hezbolá asegura que también aceptará el cese de hostilidades. Mientras, el Ejército hebreo aprovecha las que pueden ser las últimas horas de combates para lanzar una vasta ofensiva terrestre, en la que ha movilizado a 30.000 soldados.
Las ruinas aún humeantes del último bombardeo israelí sobre la zona cero de Beirut -los barrios chiíes del sur- explican el escepticismo de muchos libaneses ante la resolución 1.701, que ayer fue aceptada por el Gobierno de Fuad Siniora y por el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá.
El Gobierno ha movilizado a 1.600 militares para frenar los incendios forestales que calcinan Galicia desde el 4 de agosto. Pero, para decepción de los vecinos, los soldados no se enfrentan a las llamas. Se limitan a tareas de apoyo, como abrir cortafuegos o patrullar los bosques. Apagar las llamas queda para las brigadas forestales y bomberos, que en su mayoría dependen de comunidades autónomas o ayuntamientos.
Sólo cuatro años después del Prestige, Galicia se enfrenta a otra catástrofe ambiental con consecuencias sociales y económicas aún difíciles de evaluar. Desde el pasado día 4, más de un millar de incendios han llevado la devastación a toda la provincia de Pontevedra y al sur de A Coruña, las zonas donde se concentra la mitad de la población y una parte considerable de la actividad productiva de la comunidad.
Una pareja de voluntarios recorre incansable el bosque calcinado en la Costa da Morte
La última finalidad de que funcione bien la competencia entre empresas es beneficiar el consumidor. Pero a veces los caminos del regulador son inescrutables, y por favorecer la libre pugna entre compañías se perjudica el bolsillo del usuario. Algo de esto está sucediendo en el sector de las telecomunicaciones.
El sector se prepara ante la nueva regulación en la venta de medicinas que exige Bruselas
El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado por unanimidad una resolución -presentada por Estados Unidos y Francia- que demanda el cese inmediato de las hostilidades entre Israel y la guerrilla...
Con el fallecimiento ayer de uno de los heridos días atrás son ya cuatro los muertos a causa del fuego que arrasa Galicia desde el 4 de agosto. Han sido detenidas 24 personas, de las que cuatro...
LA EXPULSIÓN de España de tres de las seis inmigrantes que denunciaron abusos sexuales por parte de policías en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga pone en riesgo la...
Elena A. tiene siete años y, según su padre, "Internet le corre por las venas". Todavía no tiene móvil propio -pese a que "lo maneja a la perfección"- y lo que más le gusta del mundo es Pokémon. Sigue la serie de dibujos en la televisión o en DVD, juega con estas mascotas animadas en un videojuego de ordenador o busca en el sitio web oficial las últimas novedades.
La XVI Conferencia Internacional del Sida, que comienza oficialmente el lunes en Toronto (Canadá), tiene como reto devolver al mundo la esperanza. La epidemia se ha cobrado ya 25 millones de vidas y afecta a casi 40 millones de personas. Apenas 1,7 millones de los cinco millones que necesitan tratamiento lo reciben, y Asia se adivina como el relevo de África para proporcionar el mayor número de víctimas en el futuro.
Era como un bastión del tango que seguía trabajando con idéntico fervor a sus 92 años de edad. Hijo de españoles, nació en la bonaerense Capilla del Señor, el 21 de abril de 1914 y a los 6 años ya estaba estudiando piano. Su padre, oriundo de Albacete (la madre, Etcheverry, venía de la rama vasca), le descubrió la vocación al verlo tamborilear en la mesa y como no tenían piano le inscribió en una academia.
Recién aterrizada en Gotemburgo, cuando aún hacía calor, o sea, hace ocho días, Domínguez, de 30 años, era la sombra de sí misma, de la atleta combativa, decidida, peleona e inquebrantable que no dudaba ante ningún desafío. Domínguez habló antes de su final de los 10.000 metros y se expresó con timidez, una atleta con miedo. "Corro los 10.000 porque así nadie me puede exigir", dijo.
Domínguez pensó en el año y medio que pasó lesionada que no volvería a dominar los 5.000
David Cantero, presentador de los telediarios del fin de semana de TVE, es un convencido defensor de la televisión pública. Nacido en Madrid en 1961, lleva 23 años en "la casa". Ha recorrido todos los eslabones del periodismo audiovisual. Y ahí quiere seguir. Hasta el punto de que acaba de declinar una oferta millonaria de una cadena privada que le daba carta blanca para pasarse al mundo del entretenimiento.
Bajo cualquier forma de derrotismo siempre hay una posibilidad de victoria: este principio se le quedó grabado al adolescente Arthur Miller a los 14 años, cuando la Gran Depresión del 29 se llevó por delante la fábrica de ropa interior femenina de su padre, un judío polaco, emigrado a Norteamérica antes de la I Guerra Mundial. Aunque era un negocio boyante, en esos años se ganaba mucho más especulando en Bolsa.
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