Ingresa en la prisión de Nanclares el acusado de matar a su suegra en Vitoria
El comerciante vitoriano Ramón Talegón ingresó ayer en la prisión de Nanclares de la Oca como supuesto asesino de su suegra, Pilar Achaerandio, según indicó la Ertzaintza. A primera hora de ayer, el detenido fue puesto a disposición del juez, que decretó finalmente su encarcelamiento. Talegón, casado con una hija de la víctima, fue detenido el martes por la Ertzaintza tras el funeral de su suegra y sobre él han recaído desde el principio las sospechas policiales.
Por el momento, no ha trascendido el móvil de la agresión ni si el arma homicida ha sido localizada, ya que la investigación ...
El comerciante vitoriano Ramón Talegón ingresó ayer en la prisión de Nanclares de la Oca como supuesto asesino de su suegra, Pilar Achaerandio, según indicó la Ertzaintza. A primera hora de ayer, el detenido fue puesto a disposición del juez, que decretó finalmente su encarcelamiento. Talegón, casado con una hija de la víctima, fue detenido el martes por la Ertzaintza tras el funeral de su suegra y sobre él han recaído desde el principio las sospechas policiales.
Por el momento, no ha trascendido el móvil de la agresión ni si el arma homicida ha sido localizada, ya que la investigación permanece bajo secreto de sumario. No obstante, las pesquisas apuntan a una disputa por motivos económicos como principal móvil del asesinato.
Achaerandio, de 75 años, fue hallada muerta el domingo pasado en su casa con un fuerte golpe en la cabeza. La autopsia reveló que no había sufrido una caída accidental y que los golpes que presentaba no eran fortuitos.
Las investigaciones se centraron desde el principio en el entorno cercano a la fallecida, pues ninguna puerta del piso había sido forzada y su cuerpo fue hallado en la habitación más alejada de la entrada. Además, los agentes determinaron que, en principio, no se había producido ningún robo.
Los vecinos de Ramón Talegón han colocado un cartel en el portal del inmueble donde reside expresando su solidaridad y mostrando su incredulidad ante la posibilidad de que haya cometido el crimen del que se le acusa.