Cartas al director

Inquietante

En la edición del viernes informan de la muerte en soledad de un jubilado en Madrid. Ciertamente, es triste que una persona que al parecer aún disfrutaba de algunos contactos sociales en su entorno pueda desaparecer sin que nadie se extrañe lo suficiente como para intentar averiguar si le ha podido ocurrir algo.

De la noticia se desprende además un hecho bastante inquietante. Según el reportaje, el administrador de la finca preguntó por los movimientos bancarios del fallecido en la sucursal del mismo y -si su información es correcta- ¡se los dieron! ¿Para quién se queda el secreto banca...

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En la edición del viernes informan de la muerte en soledad de un jubilado en Madrid. Ciertamente, es triste que una persona que al parecer aún disfrutaba de algunos contactos sociales en su entorno pueda desaparecer sin que nadie se extrañe lo suficiente como para intentar averiguar si le ha podido ocurrir algo.

De la noticia se desprende además un hecho bastante inquietante. Según el reportaje, el administrador de la finca preguntó por los movimientos bancarios del fallecido en la sucursal del mismo y -si su información es correcta- ¡se los dieron! ¿Para quién se queda el secreto bancario?

Estoy convencido de que el administrador actuó de buena fe y los empleados del banco posiblemente también. Estos últimos, sin embargo, también faltos de toda profesionalidad. Lo correcto, supongo yo, hubiera sido negar esta información y aconsejar al administrador dirigirse a la policía con sus sospechas.

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