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Abucheos, gritos, insultos y expulsión

Elsa Granda

En los últimos seis meses, la crispación política se ha disparado por encima del umbral que aconseja la cortesía parlamentaria. Con insultos, interrupciones prolongadas de las intervenciones, abucheos y duros enfrentamientos. La expulsión del hemiciclo del diputado popular Vicente Martínez Pujalte, sin precedentes en la historia democrática, es la foto fija de varias sesiones marcadas por una desabrida aspereza. Los enfrentamientos de los diputados, principalmente del Grupo Popular y especialmente de Eduardo Zaplana y Ángel Acebes, con el presidente de la Cámara, Manuel Marín, han sido frecuentes a lo largo del periodo de sesiones.

Cuando Pujalte dejó el hemiciclo con dos burlonas reverencias, se debatía el envío a Afganistán de un nuevo contingente de 150 soldados. Era 11 de mayo, y el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, intentaba hacerse oír en medio de una monumental bronca entre abucheos, gritos de "¡libertad!", "¡fuera!" y "¡fascista!", y pataleos. La planificación y dirección corrió a cargo del diputado del PP expulsado.

Los populares querían boicotear la intervención de Alonso, al que responsabilizan durante su etapa como ministro del Interior de la detención de dos miembros del PP por una presunta agresión al entonces ministro de Defensa, José Bono.

El presidente del Congreso decidió expulsar al diputado Pujalte. Una diputada popular acusó a un socialista de haberla insultado y de haber realizado gestos obscenos. Éste a su vez aseguró que era él el insultado. Fue la jornada más bronca en seis meses.

Ambiente enconado

Diez días más tarde, Manuel Marín ordenó retirar del diario de sesiones del Congreso unas palabras de la diputada por Barcelona Dolors Nadal en las que acusaba al titular de Industria, José Montilla, de "embolsarse 1.000 millones de pesetas" por la presunta condonación de un préstamo por parte de La Caixa al PSC. También arremetió contra el ministro por los incidentes sufridos por miembros del PP durante la campaña del referéndum catalán y le acusó de "orquestar a los matones" que intentaban boicotear los actos en Cataluña de los líderes de su partido.

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El debate sobre el estado de la nación se contagió del ambiente enconado de otras sesiones precedentes. Esta vez, a cuenta de la duración de los turnos de palabra del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y del líder del PP, Mariano Rajoy.

Ante la negativa de Marín a ampliar el turno de palabra del dirigente popular, éste optó, como forma de protesta, por abandonar la tribuna de oradores con un indisimulado mal humor. Fue Zaplana quien se enfrentó al presidente del Congreso diciéndole: "Quiere ser el protagonista y se carga los debates".

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