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Reportaje:Alemania 2006

La sonrisa vuelve a Brasil

Ronaldinho, en una multitudinaria rueda de prensa, rebaja la tensión que rodea a la selección y defiende a Ronaldo

La selección de Brasil, deprimida por su mal juego en el primer partido ante Croacia, trastornada por los problemas que afectan a Ronaldo, parecía haber perdido la alegría. Diríase que pagaba el peaje a tanta presión, al exagerado favoritismo con el que era tratada antes de empezar a jugar, tornado en decepción a la hora de la verdad. Porque si el equipo jugó mal, el fenómeno, el 9 del Madrid, jugó peor y, para colmo, terminó en el hospital al día siguiente del partido, según su madre por unos mareos que le sobrevinieron el mismo día del encuentro, no al día siguiente como se empeña en asegurar la federación y el propio delantero. Desaparecido por completo el debate deportivo de la selecção, se instaló el mal cuerpo que supone para Brasil recordar el síndrome del 98 y con él, las malas vibraciones, las de la derrota. El mundo miraba a Koningstein y veía pesimismo vestido de amarillo. Así que la federación buscó el antídoto y ofreció al mundo, en rueda de prensa para medios extranjeros, su mejor cara. Y nunca mejor dicho: apareció Ronaldinho.

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"Estoy disfrutando de este Mundial", aseguró. Da igual que su fútbol mágico aún no se haya visto, y que de lo mucho que se esperaba de Brasil no se haya visto ni la mitad; él está encantado y se siente un privilegiado. "Juego para Brasil en un Mundial y llevo el 10 que antes usaron mis ídolos. Tengo la oportunidad de cerrar una temporada maravillosa consiguiendo un título con el que sueña todo jugador. ¡Estoy disfrutando mucho!", dijo El Gaucho, que ya puestos, explicó incluso el motivo de su saludo surfero, ese que extiende meñique y pulgar mientras rota la mano: "Lo hice una vez y ahora todo el mundo me lo hace al verme", dijo entre risas. Un saludo que proviene de las playas australianas, precisamente el próximo rival de Brasil.

"Lo sabemos todo de Australia. Va a ser más difícil que jugar contra Croacia, seguro. Es un equipo duro y que defiende bien, se cierra mucho", dijo Ronaldinho, quien no ha advertido grandes diferencias en este Mundial entre los equipos: "Las selecciones están bien preparadas, físicamente fuertes. Cuando un equipo trabaja mucho y con ilusión, puede alcanzar sus objetivos, sea quien sea". Y si delante tiene a Brasil, normalmente pelea aún más: "Todos quieren ganarnos y estamos preparados para eso desde niños. Empezamos bien, sumamos tres puntos, ¿no? Sí, podemos jugar mejor, pero llegaremos muy bien a los momentos determinantes", dijo convencido Ronaldinho.

Consideró que gran parte de lo que le está ocurriendo a Ronaldo es consecuencia de la presión que recibe Brasil: "En nuestro país el futbol es una religión. El país se para y se viste de verde y amarillo cuando nosotros jugamos. Somos conscientes de ello, porque antes de estar aquí, estuvimos en el otro lado", aclaró Ronie, que dejó bien claro su rol en la selección: "Soy un media punta. Debo ayudar al delantero, darle balones para que sea máximo goleador del Mundial, por eso estoy hablando mucho con Parreira para tener las cosas claras, especialmente para saber que debo hacer cuando no tenemos el balón". Y mantuvo su convencimiento de que su juego irá a más, como el del equipo, que calificó de grupo compensado, capaz de atacar y defender. Justo lo que elogió de España: "Tiene nivel para llegar lejos; lo que más me gusto fue el juego de Puyol y Xavi, los de mi equipo siempre son los mejores".

Ronaldinho acaparó ayer el interés mundial, literalmente. Recibió preguntas de medios portugueses, italianos, ingleses, chinos, australianos, holandeses, argentinos, mexicanos, españoles, franceses... Fue preguntado en inglés, francés, portugués, catalán y castellano y necesitó traducción sólo en las preguntas que le formularon en inglés. Hubiera precisado de tres manos para terminar antes la firma de autógrafos, pues fueron muchos los periodistas presentes que le requirieron un recuerdo, para su propia sorpresa. Necesitó la ayuda de guardaespaldas para salir de la sala donde despachó con la prensa, donde se escucharon risas no pocas veces. Así que la terapia funcionó. El Gaucho dio la cara por Brasil y una sonrisa se dibujó en el Mundial 2006, en Koningstein, Alemania.

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