_
_
_
_
_
NOKHWEZI HOBOYI | Enferma de sida surafricana y activista de TAC | 25 años de sida

"Supe que yo tenía el VIH cuando murió mi hija de cuatro años"

Nokhwezi Hoboyi supo que tenía el VIH de la forma más dolorosa: cuando vio morir de sida a su hija de cuatro años. Nokhwezi quedó embarazada a los 18. Estaba casada; vivía en Gauteng, la provincia más rica de Suráfrica; trabajaba de crupier. Era 1998. Había oído hablar del sida, pero los médicos no le hicieron ningún análisis en el embarazo. Contagió a su hija. "Sólo cuando la pequeña enfermó, le hicieron el test. Luego, a mí. Nokuzola dio positivo. Y yo". Nokuzola murió en 2002. Nokhwezi cayó cuesta abajo: "Enfermé, con diarreas, llagas en la boca, tuberculosis, depresión e irascibilidad". Con 22 años y 36 kilos, ingresó en el hospital con un recuento de CD-4 de 3 (la cifra de glóbulos blancos para iniciar tratamiento en Suráfrica es de 200, mientras una persona sana tiene unos 1.000). Por fin la trataron con antirretrovirales. "Pero no sabía que hay que tomar los medicamentos toda la vida y sufrí una recaída". Se repuso en 2004. Toma 10 pastillas diarias y controla sus CD-4 cada tres meses. Están casi en 200. "Espero mejorarlos". Y añade: "He pasado de estar siempre huraña, enfadada con la vida, sin saber qué iba a ser de mí, a poder correr, llegar al trabajo a tiempo, a ponerme mis tacones. Estoy sana".

Más información
El sida sigue ganando la batalla

Nokhwezi perdió trabajo y marido: "Se negó a someterse al test, incluso ya con síntomas: estaba cansado, se quejaba y perdía peso". Ella vivió el ostracismo, el estigma y la discriminación que aún acarrea tener el virus en la sociedad surafricana. Para buscar ayuda y grupos de apoyo, y encontrar gente nueva que la comprendiera, se enroló en la Campaña de Acción por el Tratamiento (TAC, en sus siglas en inglés), la ONG que lidera la lucha por el acceso universal a los antirretrovirales. Ahora trabaja para TAC, tiene novio y no descarta tener hijos: "Ser VIH positiva no es mortal, quiero que ese mensaje se oiga".

Y todo esto en un país que se precia de potencia económica en África al tiempo que bate récords en muertes por sida: 900 diarias. El Gobierno, en plan ambiguo, pone al mismo nivel la necesidad de tomar los fármacos y la de alimentarse bien. El año pasado se trazó un plan para proveer a la población de antirretrovirales, pero lento: de los 500.000 que necesitan los fármacos, sólo los reciben 180.000. Forzadas por los tribunales, las autoridades impusieron el test a las embarazadas y la provisión de fármacos en 2003. Para Nokuzola y miles de compatriotas, demasiado tarde.

Nokhwezi Hoboyi.
Nokhwezi Hoboyi.HERMAN VAN WYK

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_