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Los daños en 200 parquímetros impiden el cobro por estacionar en al menos 4.500 plazas

Hortaleza, Fuencarral y Carabanchel son los barrios con más aparatos inutilizados

Oriol Güell

Dos instantes de tensión y ocho horas de apacibles paseos. Así fue ayer la jornada de los agentes del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en Hortaleza, Fuencarral y Carabanchel, donde los vecinos se oponen a los parquímetros. La tensión se vivió por la mañana en los barrios de Carabanchel Alto y El Pilar, donde los vecinos se encararon con los vigilantes. Éstos pasaron el resto del día sin poner multas porque unos 200 parquímetros, que regulan 4.500 plazas, según el Ayuntamiento, y varios miles más, según los vecinos, han sido inutilizados.

El fin de la moratoria sancionadora, que el responsable de Movilidad, el concejal Pedro Calvo, anunció para ayer, no tuvo incidencia en los barrios rebeldes. Los controladores, ante los numerosos parquímetros dañados, no pudieron imponer multas en los cascos históricos de Carabanchel Alto y Bajo, Hortaleza y Fuencarral, así como en parte de los barrios de El Pilar y La Paz. Éstos amanecieron con decenas de parquímetros dañados, otros sellados con silicona o pintados, y las líneas verdes y azules de la calzada ocultas bajo capas de pintura rosa, blanca y negra.

"Esta lucha va para largo y de este barrio el Ayuntamiento no va a sacar un duro", prometió Maite Velázquez, responsable del quisco de la calle de Ribadavia, en El Pilar.

Maite presenció sobre las diez de la mañana uno de los dos incidentes que los parquímetros causaron ayer. Varios vecinos se encararon con los agentes del SER, a los que reprendieron por colocar en los coches notificaciones que avisan a los vecinos de que su vehículo "está estacionado incumpliendo (...) la Ordenanza de Movilidad para Madrid". "Los agentes se han puesto chulos y cada vez se sumaban más vecinos. Al final ha tenido que venir un coche de la Policía Municipal", afirmó la mujer.

Color rosa

La calle de Ribadavia y vías aledañas amanecieron el pasado sábado con las líneas que delimitan las plazas de aparcamiento regulado pintadas de color rosa. Todos los parquímetros de la zona están dañados: algunos completamente destrozados, otros con la pantalla hecha añicos y el resto con la ranura de las monedas llena de silicona u otros materiales.

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Carmen Espinar, de la asociación La Flor, aseguró que "prácticamente ningún paquímetro de La Paz, El Pilar y el casco antiguo de Fuencarral funciona". "Esto deja casi 14.000 plazas de aparcamiento sin pago posible", añadió. Los vecinos afirman que más de un centenar de parquímetros están dañados desde hace dos o tres semanas y que, por el momento, no han visto operarios de las empresas concesionarias reparándolos.

También en Carabanchel Alto varios vecinos se enfrentaron a los empleados del SER. Juan Fernández, de la asociación de Vecinos de Carabanchel Alto, explicó que "sólo seis o siete de los cerca de 35 parquímetros del barrio están en pie, y de ellos quizá funcione uno o dos". Carabanchel Alto tiene unas 700 plazas de aparcamiento de pago y las calzadas y los parquímetros están cubiertos de pintadas y papeles.

La asociación Foro de Porto Alegre informó de cifras similares en Carabanchel Bajo. En los dos barrios, sin embargo, operarios de las empresas concesionarias empezaron ayer a reparar los parquímetros dañados.

En Hortaleza tampoco funcionaba ayer ninguno de los 21 parquímetros que regulan 607 plazas. "No han venido operarios a repararlos. Los suelos están cubiertos de pintadas rosas, negras y blancas para tapar las líneas azules y verdes", explicó a media tarde José Luis Manzanares, de la asociación La Unión de Hortaleza.

Un portavoz del Ayuntamiento de Madrid admitió que "donde los parquímetros estén dañados, los vigilantes del SER no van a imponer multas".

Este portavoz afirmó que el Ayuntamiento tiene constancia de 3.400 plazas afectadas por las protestas vecinales e indicó que los "parquímetros son reparados con regularidad a partir del momento en que se tiene constancia de que sufre daños". El Ayuntamiento confía en que "pronto se alcance la normalidad en estos barrios".

Por su parte, fuentes de la Delegación del Gobierno confirmaron que se siguen tramitando los 22 expedientes sancionadores contra personas, entre ellas tres que fueron detenidas en los primeros días de la rebelón, que fueron sorprendidas dañando parquímetros o causando desórdenes públicos.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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