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Subirós describe los miedos y esperanzas de una Barcelona futura

A los 10 años de haber publicado su segunda novela, Cita a Tombuctú, el filósofo y escritor Pep Subirós ha dejado a un lado temporalmente su obra ensayística para volver a experimentar "la libertad total" que, en su opinión, siente el autor que cultiva este género de ficción. La trama de su nuevo libro, Ara sé que és ella (Edicions 62), se desarrolla en la Barcelona de 2012, lo que ha permitido a Subirós "reflexionar sobre los miedos, los conflictos sociales y las esperanzas de una ciudad que no ha sido capaz de integrar la inmigración y gestionar su diversidad". Pero, como él mismo puntualiza, su intención "no ha sido ha sido hacer un diagnóstico del futuro de Barcelona, sino reflejar la realidad urbana europea en general y mostrar algunos de sus fantasmas".

La novela cuenta la historia de un periodista que trabaja de manera esporádica en los medios de comunicación y que trampea como puede tanto en la vida personal como en la profesional, hasta que se enamora de una mujer que conoce en el metro leyendo uno de sus libros. A partir de esa relación sentimental se muestra el fin de un modelo de ciudad autocomplaciente y carente de espíritu crítico. Subirós considera que la novela "es el género que mejor permite mostrar la relación entre los conflictos personales y los colectivos", así que no dudó en recurrir a este género para narrar su historia.

El modelo europeo

El autor explica que cuando comenzó a escribir la novela, hace más de cuatro años, pensó en situar la trama en una ciudad inventada que bautizó como Middleborg, pero se dio cuenta de que los referentes que había incluido en el texto apuntaban de manera inequívoca a la capital catalana, así que decidió no ocultar el nombre del lugar que tenía en mente. Subirós aclara que no ha querido hacer un ensayo prospectivo de Barcelona, por ese motivo extiende las críticas que incluye el libro a todas las capitales europeas, que ve como ciudades ordenadas y jerarquizdas, donde la diversidad cultural es mínima. "Las ciudades que no acepten el conflicto y no sean capaces de gestionar la diversidad cultural corren el riesgo de quedar fosilizadas", vaticina el autor de Mites i raons de la modernitat.

"Hay una tendencia a olvidar que la ciudad es un lugar de convivencia democrática, así que ésta acaba quedando como un lugar fragmentado", opina el escritor. "Creo que Barcelona también participa de esta situación, aunque no creo que podamos decir que éste sea únicamente su problema".

Subirós, que fue asesor de Pasqual Maragall durante los últimos años de su etapa como alcalde Barcelona, reconoce que esa vinculación con el poder también puede hacerle responsable de algunas de las situaciones criticadas en el libro. "No he pretendido hacer una expiación personal, aunque reconozco que esa experiencia me ha permitido cambiar algunos de los puntos de vista que había defendido".

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