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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La hora de Hamás

El nuevo Parlamento palestino, salido de las elecciones probablemente más democráticas jamás celebradas en el mundo árabe, quedó ayer constituido en el recinto presidencial de la Mukata, en Ramala, con la cómoda mayoría de 74 escaños sobre los 132 del hemiciclo para el movimiento terrorista Hamás. El hecho, sin embargo, de que una parte de los elegidos tuviera que asistir por videoconferencia desde Gaza, imposibilitados por Israel de recorrer las docenas de kilómetros que separan la franja de la capital de Cisjordania, y que al menos 13 de los legisladores tampoco estuvieran presentes por cumplir condena en cárceles israelíes, subraya la dificultad extrema que encontrará Hamás para ejercer el poder.

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Los próximos días, que además coinciden con la campaña para las legislativas israelíes del 28 de marzo, deberían servir, cuando menos, para verificar en qué punto nos hallamos del proceso político -en absoluto de paz- palestino-israelí. Hamás tiene cinco semanas para formar Gobierno, tarea que recaerá en su cabeza de lista electoral, Ismail Haniya (uno de los videodiputados), pero es probable que a finales de la semana próxima haya Gabinete. Haniya tratará de atraer al gran derrotado en las elecciones, Fatah, cuyo líder es el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, a un Gobierno de unidad nacional, probablemente con la inclusión también de otros pequeños grupos de izquierda. Pero Abbas, en la línea de Washington y Jerusalén, ya dejó caer en la apertura de las sesiones parlamentarias que si no hay renuncia a la violencia ninguna colaboración es posible.

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Si en algo coinciden Hamás y Gobierno israelí es en no querer dirigirse la palabra. Israel, planteando que su adversario primero ha de desarmarse y mostrar su voluntad de reconocer al Estado judío, y Hamás, exigiendo la retirada israelí de los territorios, para decretar sólo entonces una tregua de larga duración. Estamos, así pues, ante un compás de espera. Nadie hará ni dirá nada significativo antes de que haya nuevo Gobierno en Israel.

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