Guerra abierta en Volkswagen
Los enfrentamientos en la cúpula del grupo ponen en peligro su plan de reestructuración
Una guerra abierta en la cúpula de Volkswagen amenaza con provocar una crisis que impida la reestructuración del gigante alemán del automóvil. Tras un enfrentamiento entre el ex presidente y ex consejero delegado Ferdinand Piëch y su sucesor, Bernd Pischetsrieder, uno de los mayores accionistas de VW amenazó la semana pasada con retirarse de Volkswagen si Piëch, que ahora preside el consejo de vigilancia del grupo, no se va de la empresa.
Piëch, de 68 años, sigue aferrado al poder en Volkswagen, y lo defiende por encima de quien haga falta. "Ésta es una situación insostenible y plantea la cuestión de si tiene sentido siquiera invertir en Alemania", declaró al Financial Times Deutschland William Browne, consejero delegado de Tweedy Browne, sociedad británica de fondos propietaria de un 1% de Volkswagen. Cuando parecía que Pischetsrieder y Bernhard pendían de un hilo, Browne revela que negocia con otros accionistas para derrocar a Piëch.
La confrontación saltó a los titulares tras una reunión del consejo de vigilancia en noviembre que se saldó con la dimisión de uno de sus miembros en protesta por el estilo autoritario que sigue cultivando Piëch en Volkswagen. Ferdinand Piëch propuso en aquella reunión, sin acuerdo previo y por sorpresa, un nombramiento que no estaba en el orden del día: el del sucesor de Peter Hartz, que dimitió por un escándalo de sobornos al comité de empresa.
El candidato, Horst Neumann, dirigente sindical y jefe de personal de Audi, fue aprobado gracias a los votos de los representantes de los trabajadores (la mitad de los 20 miembros del consejo), pero en contra del resto de los representantes del capital.
Una nueva cultura
Contrarios a Neumann eran también Pischetsrieder y su brazo derecho, el jefe del grupo de marcas Volkswagen, Wolfgang Bernhard. Bernhard y Pischetsrieder representan en Volkswagen un nuevo orden, una nueva cultura de la racionalización y el recorte de costes que rompe con la era de Piëch, en la que se permitió que los costes de producción de VW superaran en un 40% a los de los competidores y que sus trabajadores ganaran un 20% más que el resto del sector. En la época de consejero delegado de Piëch, de 1993 a 2002, el departamento de personal mimaba a los miembros del comité de empresa con viajes, prostitutas y Viagra recetado por el mismo médico de VW. Todo ello presuntamente tolerado por su protegido, el ex jefe de personal Peter Hartz.
Pischetsrieder y Bernhard, amparados por Christian Wulff, jefe de Gobierno del land de Baja Sajonia, propietario del 18,2% de VW, se han propuesto acabar con este dispendio y barrer a fondo para lograr que el grupo, que da empleo a alrededor de 400.000 trabajadores, salga a flote y vuelva a ser rentable. Pero Piëch se agarra a la silla, que tiene garantizada hasta 2007, y para ello espera el apoyo de Porsche, nuevo principal accionista, con el 18,6%. Piëch fue nombrado en 2002 presidente del consejo de vigilancia al dejar de ser consejero delegado.
Nieto de Ferdinand Porsche, que fue el constructor del primer Escarabajo, fundador de Volkswagen y de Porsche, Piëch es uno de los mayores accionistas de Porsche, con un 13%del capital.
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