Una exposición recupera para la historia de la fotografía al pionero J. M. Cañellas
Figueres presentará la obra de este retratista afincado en el París del siglo XIX
La pista de unas insólitas fotografías de los paisajes y la gente de la comarca catalana del Alt Empordà realizadas durante el invierno de los años 1888 y 1889 ha desembocado en la recuperación para la historia de la fotografía en España de un personaje hasta ahora poco conocido, Josep Maria Cañellas (Reus, 1856-París, 1902), que según el historiador británico Ken Jacobson podría considerarse "el padre de la fotografía instantánea". La obra de este fotógrafo afincado en París será objeto de una exposición en el Museo de l'Empordà de Figueres a partir del 17 de diciembre.
Jacobson, especializado en la fotografía del XIX, era de los pocos que sí se había fijado en Cañellas y ya le había incluido en un estudio de fotógrafos publicado en 1996. Una vez revisado todo el material que ahora ha salido a la luz, reconoce que si hasta ahora se ha ignorado su aportación es a causa de su desconocimiento por parte de la mayoría de los historiadores de la fotografía. "Nos tenemos que mirar las imágenes instantáneas del fotógrafo catalán como posibles candidatas a ser el primer conjunto de obras importantes que captaron los detalles de la vida a pie de calle al estilo de las instantáneas modernas", afirma Jacobson, que colabora en el catálogo de la exposición con un artículo.
El historiador Jaume Santaló, uno de los comisarios de la muestra junto a Anna Capella, directora del Museo de l'Empordà, considera que la obra de Cañellas puede situarse en el contexto de esta búsqueda por captar el instante de los pioneros de la segunda mitad del siglo XIX, como Jacob Riis. Paul Géniaux, Paul Martin o, el más conocido, Eugène Atget. Según el fotógrafo e historiador Pep Parer, "Cañellas es posiblemente de los primeros fotógrafos que hace instantáneas en España de una manera metódica, con intencionalidad documental y haciendo uso de un lenguaje visual nuevo y moderno".
Amplia investigación
Al inicio, sin embargo, el largo trabajo de investigación de los comisarios de la exposición partía de un hilo muy delgado que fue engordando a partir de consultas a fondos públicos y privados de Figueres, París, Londres, Barcelona, Reus y Madrid. El origen es preciso situarlo en una colección de 555 fotografías -el llamado Àlbum Rubaudonadeu- que forman parte del fondo de la biblioteca Fages de Climent de Figueres. Josep Rubaudonadeu, un hombre de negocios y destacado político republicano que residió temporalmente en París, encargó al fotógrafo, entonces ya con estudio en París, un extenso reportaje fotográfico de la comarca del Alt Empordà.
El encargo supuso para Cañellas unos cinco meses de trabajo, pero el resultado es extraordinario. Además de las vistas de todos los pueblos, aparecen escenas de la vida cotidiana y los oficios, con personajes "atrapados" por la cámara de Cañellas en acciones tan cotidianas como lavar la ropa en el río o vender fruta en el mercado. Según los estudiosos, la temática y la calidad de las fotografías son excepcionales para la época. El estudio no ha permitido de momento aclarar qué cámaras utilizaba para obtener obras de tal calidad. Parece claro que se trataba de cámaras con placas de cristal de 13 x 18 de las que sacaba copias en albúmina. No se descarta que utilizara un aparato creado o perfeccionado por él mismo, puesto que tenía unos elevados conocimientos técnicos que le permitieron diseñar también una cámara de pre-cine. "Cañellas se acerca a la gente con una cámara y un material sensible modernísimos para la época que le permiten trabajar a mano alzada, muchas veces sin trípode, lo que le permite ser ágil y discreto", explica Parer.
La investigación ha permitido también sacar a la luz la trayectoria vital y artística del enigmático fotógrafo parisino. "Gracias al buen orden archivístico de los cementerios parisinos hemos podido saber el lugar y la fecha de nacimiento y muerte de Cañellas", explica Santaló. "Sin duda, el hecho de morir a los 46 años y sin descendencia ha influido en el hecho de que, a pesar de su importancia, fuese hasta ahora un personaje absolutamente desconocido", añade Capella. En Reus, su ciudad natal, no tenían ninguna noticia. Es preciso remarcar que -más allá de algunas citas en unas pocas monografías extranjeras- el nombre de Cañellas no aparece en ninguna historia de la fotografía ni en Cataluña ni en España. A pesar de esto, su obra, especialmente los desnudos, ha sido reiteradamente reproducida -en muchos casos sin citar la autoría, y eso que Cañellas fue también pionero en la defensa de los derechos de autor - en publicaciones especializadas de fotografía editadas en Europa.
Por lo que ahora se ha descubierto, Cañellas tuvo hasta cuatro talleres-tienda en París. Empezó en el barrio de Montmartre, donde retrató a muchos personajes del mundo artístico y del cabaret, y donde seguramente inició su prolífica y destacada obra de desnudos femeninos. En el año de su muerte, en 1902, tenía un amplio y espectacular taller -con jardines para fotos hípicas- en la Avenue Wagram de París, una de las zonas más prestigiosas de la ciudad de la luz.
Anna Capella destaca que el trabajo del museo ha permitido localizar y datar por periodos un conjunto de cerca de 150 albúminas que es preciso añadir a las 555 que realizó en el Empordà. Con todo, indican los comisarios, la investigación aún tiene algunas lagunas. Entre las más enigmáticas, sus años de aprendizaje y juventud. En resumen, saber como este hijo de un fabricante de hilo de Reus se convirtió en fotógrafo de fama en el París de las luces.

