Las sombras del parque
Las podas y talas en jardines urbanos afectan al murciélago más grande de Europa
Para la mayoría de los ciudadanos que un día cualquiera transitan por el popular parque de María Luisa, en Sevilla, los murciélagos no son, precisamente, uno de los atractivos de este histórico jardín urbano. Sencillamente, no los ven, y, sin embargo, en este oasis vegetal habita la población más importante de Europa de nóctulo gigante (Nyctalus lasiopterus), el murciélago más grande del continente, un curioso animal del que existen muy pocas citas a pesar de que su área de distribución se extiende desde las costas del Atlántico hasta los Urales.
Sólo pesa 50 gramos, pero este murciélago despliega una envergadura de casi medio metro, y ésta no es su única característica peculiar. Aunque su dieta está compuesta, sobre todo, por insectos, también se alimenta de pequeños pájaros cuando éstos realizan sus desplazamientos migratorios durante la noche, siendo el único murciélago del mundo capaz de cazar aves en vuelo.
"Aunque la idea general es que los murciélagos viven en cuevas", explica Carlos Ibáñez, investigador de la Estación Biológica de Doñana, "el nóctulo utiliza los huecos de árboles como refugio para descansar durante el día". Ésta es, sin duda, la principal amenaza a la que se enfrenta la especie, ya que cada vez escasean más este tipo de refugios. "Grandes territorios han sido deforestados para ponerlos en cultivo y los árboles más viejos, aquéllos que proporcionan huecos adecuados para este animal, han ido desapareciendo", lamenta Ibáñez.
Poblaciones estables
Las únicas poblaciones estables de nóctulos localizadas hasta ahora en Andalucía, aun cuando no se hayan realizado muestreos exhaustivos, se encuentran en la extensa zona forestal incluida en el Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz-Málaga), y en dos parques urbanos: el sevillano de María Luisa y el zoo-botánico de Jerez (Cádiz). "Es difícil valorar cuál es la importancia real de estos jardines urbanos en la estrategia vital de la especie", detalla Ibáñez, "pero los conocimientos que tenemos en estos momentos nos indican que las principales poblaciones a nivel mundial se encuentran precisamente en estos dos parques, quizá porque son de los pocos lugares donde este animal puede encontrar un número importante de árboles grandes con huecos".
La población de nóctulo gigante que habita en el parque de María Luisa cuenta con unos 300 o 400 ejemplares y es, a juicio de los especialistas, la más importante del mundo. Los murciélagos que encuentran refugio en este lugar cazan en un radio de unos 20 kilómetros, pero, a veces, pueden desplazarse a mucha más distancia.
Precisamente por vivir en las ciudades, estos mamíferos alados se enfrentan a numerosas amenazas. Este verano aparecieron casi un centenar de crías moribundas en ambos parques urbanos, sin que haya podido determinarse la causa de esta elevada mortandad. Pero al margen de este tipo de episodios, lo que más preocupa a los especialistas es la desaparición de sus refugios, en gran parte determinada por las labores de mantenimiento que se llevan a cabo en estos jardines sin tener en consideración la presencia de esta especie protegida.
Los árboles grandes y viejos, en donde se concentran estos murciélagos, suelen revestir cierto peligro ya que, con frecuencia, están afectados por podredumbre o enfermedades que limitan la resistencia de sus ramas o su tronco. En días de viento es fácil que se desprendan elementos de este tipo de árboles, afectando a la seguridad de los viandantes. Por este motivo, se les suele someter a podas y talas de saneamiento que, en muchos casos, acaban con los refugios que utilizan los nóctulos.
A juicio de Carlos Ibáñez, lo que se origina "es un grave conflicto de intereses entre la política de saneamiento de los parques y el mantenimiento de las poblaciones de murciélagos".
El peligro vuelve a estar presente estos días debido a una campaña para sanear los árboles del parque de María Luisa, sin que estos trabajos, lamenta Ibáñez, se hayan diseñado teniendo en cuenta sus repercusiones en la población de murciélagos. Lo lógico, en opinión de este especialista, sería limitar las podas y talas a lo técnicamente razonable, evitando actuaciones desproporcionadas. Al mismo tiempo, sería necesario estudiar el posible uso de refugios artificiales que mitigaran el impacto de estas labores de mantenimiento.
Incluso, propone Ibáñez, deberían mantenerse algunos de estos árboles, advirtiendo del riesgo a los viandantes mediante algún tipo de señalización que evitara el tránsito por sus cercanías pero que sirviera para conservar la población de murciélagos.
sandoval@arrakis.es
Mamíferos con alas
De los 48 mamíferos que figuran en el Libro Rojo de los Vertebrados Amenazados de Andalucía, 18 son murciélagos, lo que da idea de la importancia de este grupo animal y también de su difícil situación. De acuerdo con el libro, hay ya una especie que se considera extinguida a escala regional, el nóctulo mediano, precisamente del mismo género que el nóctulo gigante, y los redactores de este catálogo de fauna amenazada consideran que su desaparición "puede estar asociada a la pérdida de masas forestales, con árboles viejos, en las zonas de valle, así como al uso de pesticidas agroforestales".
En peligro crítico de extinción, la máxima categoría de amenaza que contempla el catálogo, se encuentra el murciélago patudo, del que sólo se conservaban algunos ejemplares capturados en Almería en 1958 hasta que en 1998 se localizaron varios ejemplares en una cueva próxima a Antequera (Málaga). El cierre de algunas de estas cuevas, las molestias ocasionadas por los visitantes, el deterioro de los cursos de agua a los que está asociado este murciélago y el uso de pesticidas son, en este caso, los factores que ponen en peligro su supervivencia.
En peligro de extinción, la siguiente categoría, se encuentran el murciélago mediano de herradura, que en Andalucía conserva una población estimada en algo menos de 3.000 individuos, y el murciélago ratonero forestal, de los que se calcula que hay unos 2.500 ejemplares.
El resto de murciélagos, incluido el nóctulo gigante, se encuentran catalogados como "vulnerables a la extinción", exceptuando el caso de los murciélagos enanos y del murciélago de ribera, especies de las que no se tienen datos suficientes para evaluar su estado de conservación.
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