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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

En el círculo

Con la creación ayer en París del Consejo de Defensa y Seguridad hispano-francés, que se reunirá anualmente al más alto nivel, y otros acuerdos bilaterales como la puesta en pie de un Foro de Diálogo de la Sociedad Civil, España se incorpora a lo que los franceses llaman el "primer círculo" de sus aliados. Sólo con Alemania y con el Reino Unido tiene una relación política similar a la que ahora se plantea con España. Ahora bien, en este círculo nada es color de rosa: Alemania está aún poniendo en pie un gobierno de coalición que resultará difícil; Francia vive una revuelta interna en los guetos de sus ciudades, y Blair acaba de sufrir un serio revés político. España no va a sacar réditos directos de esta posición, como se reflejó ayer en las diferencias que se pusieron de manifiesto sobre los presupuestos europeos. Pero es importante estar en el núcleo que ha empezado a regir los destinos de esta Unión Europea y que, una vez superadas las actuales crisis, lo hará aún más.

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La sintonía entre Chirac y Zapatero fue ayer grande en los temas más candentes del momento, empezando por el de los disturbios callejeros en las barriadas de inmigrantes de ciudades francesas. Ambos coincidieron en dos ejes básicos: prioridad absoluta al restablecimiento del orden público -Zapatero se sumó al principio de "tolerancia cero" con la violencia-; impulso de la cooperación al desarrollo con los países de donde proviene la inmigración ilegal.

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Los sucesos en las vallas de Ceuta y Melilla y en Francia han puesto de manifiesto que la gestión de la inmigración tiene una dimensión europea. Esta convicción no se ha traducido todavía en una revisión de la Política Agrícola Común que permita, aún más que la ayuda directa al desarrollo, el despegue económico de los países más atrasados de la Tierra.

Era inevitable que las llamas en toda Francia se proyectaran sobre esta cumbre bilateral. La tensión ha remitido algo, pero aún hubo casi 500 coches incendiados en la noche anterior (frente a 1.400 la víspera), y se teme que en el inminente largo puente con ocasión de la conmemoración del Armisticio de 1918 pueda recrudecerse la violencia. El toque de queda y el estado de emergencia parecen haber hecho mella sobre el gamberrismo juvenil de ese sector de franceses de segunda o tercera generación. Entre los detenidos figuran también 120 inmigrantes ilegales que el titular de Interior, Nicolas Sarkozy, quiere expulsar del país. Chirac ha marcado los tiempos. Lo urgente es restablecer el orden, pero poco se habrá conseguido si no se toman medidas sociales efectivas. Sin ellas, se reproducirán antes o después las revueltas, como viene ocurriendo periódicamente.

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