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Pinter defiende la poesía como forma de expresar su malestar

El Nobel se encuentra con su público

Harold Pinter, Nobel de Literatura 2005, decidió este año abandonar la dramaturgia para centrarse casi en exclusiva en la poesía. Es un género que cultiva desde su juventud y al que recurre, en la madurez de sus 75 años recién cumplidos, para denunciar con sutileza y sarcasmo la línea política de los Gobiernos estadounidense y británico. "Llevo toda la vida escribiendo poemas. La poesía es, para mí, un modo natural de expresión y la forma más apropiada para expresar mi repugnancia, que es muy fuerte, y mi horror", dijo la noche del jueves en su primer encuentro con el público en el teatro Royal Court, de Londres, tras conocerse su designación al prestigioso galardón internacional.

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"La única forma de preservar la dignidad es oponiéndose, resistiendo. No es fácil responder a la situación actual sin abusar de los clichés. Me supone un reto constante. Hay que tener muy claro adónde quieres llegar y qué quieres expresar", añadió en el curso de una velada de lecturas de poemas y prosa en protesta contra la guerra de Irak que culminó en una conversación entre el dramaturgo inglés y el director de la institución, Ian Rickson.

Frágil, con la voz afectada por un cáncer de esófago diagnosticado en 2001, Pinter hizo gala de buen humor en su retorno al Royal Court. Mantiene una estrecha relación con la principal cuna y cantera de dramaturgos internacionales, que celebra el año próximo el 50º aniversario de su fundación. "No le gustaron mis obras", rememoró acerca del primer director artístico, el celebrado George Devine. Son aguas pasadas y Pinter quiere participar activamente en los festejos. Tiene previsto subir al mismo estrado para interpretar el monólogo Krapp's Last tape, de Samuel Beckett, uno de los autores que más influyó en su carrera artística.

"La prensa me describe estos días de 'viejo airado', lo cual me parece displicente. Mi ira me viene de niño y está basada en hechos, en hechos reales. En 1949, con 18 años, fui objetor de conciencia en protesta contra la determinación de los poderes occidentales por ir a la III Guerra Mundial. No quería involucrarme en semejante locura de la raza humana. Acababan de morir millones de personas en la II Guerra Mundial y ya estaban preparándonos para el próximo conflicto", justificó.

En los últimos años, su ira se vuelca en el presidente George W. Bush y el primer ministro británico, Tony Blair. "Estoy preparado a llamar mentiroso a Blair. Nos ha mentido sobre la guerra, sobre la invasión de Irak", denunció. Y añadió en modo de advertencia: "Físicamente no estoy muy bien, pero mi inteligencia crítica no me falla". Arte y política se dan la mano en la obra de Pinter, y sobre el mismo tema girará el discurso de aceptación del Nobel el próximo 7 de diciembre.

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