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Tribuna:FÓRMULA 1 | Gran Premio de Japón
Tribuna
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Interpretar a Alonso

Cuando Fernando Alonso asegura que no le han ayudado y que ha tenido que recorrer prácticamente sólo, junto a su familia, el camino hacia el título mundial de F-1, tiene una gran parte de razón. Hay que interpretar sus palabras y mi opinión es que se refiere fundamentalmente a que las instituciones y los gobiernos autónomo o central, a través del Consejo Superior de Deportes, han invertido muy poco en él y en el automovilismo. Eso es verdad. España es un país que se mueve por impulsos y hacía falta una gran explosión como la de Fernando Alonso para que el dinero comenzara a fluir hacia este deporte tan exigente. Lo mismo había ocurrido antes con Ángel Nieto y el motociclismo, con Severiano Ballesteros y el golf, y con Manuel Santana y el tenis.

No parece de recibo que hasta ahora recibiera muchísimo más dinero la Federación Española de Motociclismo que la de automovilismo, cuando éste deporte requiere de mucha más inversión. Pero también es cierto que la federación de automovilismo ha hecho más de lo que ha podido para el desarrollo de su deporte con los mínimos recursos con que contaba. El crecimiento del automovilismo de competición en España ha sido brutal en los últimos 10 años. No sólo se han creado muchos campeonatos de promoción que han conseguido un gran reconocimiento internacional, sino que también han surgido pilotos de la talla de Fernando Alonso, Marc Gené, Pedro Martínez de la Rosa u Oriol Servià, para citar sólo a los más punteros.

Es cierto que muchas veces ha cundido más el esfuerzo personal y privado en la creación de campeonatos como las World Series o en la fundación de equipos que compiten exitosamente en todo el mundo como el Pons Racing, el Racing Ingeniering de Alfonso de Orleans, el Adrian Campos Racing, el BCN Competicion de Scalabroni o el Epsilon Euskadi, en el que estoy muy implicado. Pero ahora ha llegado el momento de que la federación luche por conseguir el dinero que le han negado antes e invierta en las federaciones territoriales y en todos los proyectos atractivos de promoción que se le vayan planteando.

El título mundial de Fernando Alonso ha creado una expectativa de futuro que no puede desperdiciarse, porque además estamos hablando de un deporte limpio, que nunca ha tenido problemas de dopaje ni es sospechoso de ello, que requiere de una gran condición física para ser practicado y que fomenta el sentido de trabajar en equipo. Hay muchas puertas que ahora pueden abrirse: deberían llegar patrocinadores que no se quedaran sólo con la imagen del icono y fueran capaces también de invertir en la base para recoger luego los frutos en la élite. Y el mismo Alonso tiene ahora una oportunidad única para apoyar, más con gestos que con dinero, a todos los pilotos jóvenes que se están abriendo camino en el complicado mundo de las carreras de karts y de la competición y que tienen el mismo derecho que él a acabar subiéndose un día a un bólido. Muchas veces es más importante una foto al lado del campeón mundial de F-1 o un consejo, que recibir un talón.

Me gustaría pensar que acierto en la interpretación de las palabras de Alonso porque me consta que es una persona agradecida y que no olvida a los que realmente le ayudaron. Su aportación al automovilismo español ha sido brutal. Ha despertado el interés no sólo por la F-1, sino por el automovilismo en nuestro país. Lo demuestran las extraordinarias audiencias logradas en cada gran premio. A él sí que hay que darle las gracias por haber conseguido con sólo 24 años socializar este deporte que parecía inasequible a la juventud hasta que él levantó su trofeo de campeón mundial.

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