Papeles bajo el sol

Miles de inmigrantes hacen largas colas para obtener documentos

Sol y muchas horas de espera. Eso es lo que padecieron los miles de inmigrantes que ayer se agolpaban a las puertas de la antigua cárcel de Carabanchel, donde ahora se halla la sede del nuevo complejo policial de Documentación, para tramitar sus permisos de residencia. Una enorme fila daba ayer la vuelta al antiguo centro penitenciario.

Pese a que las oficinas no abren hasta las cuatro de la tarde, algunos extranjeros deciden, incluso, pasar la noche cerca de las dependencias. "Yo llevo aquí desde las siete de la mañana y ya había gente esperando desde anoche", explica una mujer colombi...

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Sol y muchas horas de espera. Eso es lo que padecieron los miles de inmigrantes que ayer se agolpaban a las puertas de la antigua cárcel de Carabanchel, donde ahora se halla la sede del nuevo complejo policial de Documentación, para tramitar sus permisos de residencia. Una enorme fila daba ayer la vuelta al antiguo centro penitenciario.

Pese a que las oficinas no abren hasta las cuatro de la tarde, algunos extranjeros deciden, incluso, pasar la noche cerca de las dependencias. "Yo llevo aquí desde las siete de la mañana y ya había gente esperando desde anoche", explica una mujer colombiana de 55 años que entraba a las 17.25 a renovar sus papeles. Más de doce horas de espera.

Cerca del edificio no hay baños, ni una cafetería, ni prácticamente espacios a la sombra. Huele, por tanto, a orín y la gente se resguarda con las carpetas que portan sus documentos, o con periódicos, del sol. En junio, cuando se inauguró el nuevo centro de internamiento de extranjeros, que comparte espacio con la comisaría de Latina y la Brigada de Documentación y Extranjería, los sindicatos ya avisaron de la falta de una cafetería y de una pérgola para cubrir a los ciudadanos de las inclemencias del sol y de la lluvia. "Pero es que esto es así siempre", refunfuña una señora. Los hay que viendo cómo está la situación se han montado el negocio: cobran por hacer la cola o tienen un puesto ambulante con agua y refrescos, pese a que la policía que vigila el turno trata de impedirlo.

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