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Reportaje:ERRORES JUDICIALES

El falso atracador de bancos

Un abogado gallego fue confundidodurante seis años con un ladrón

"Sabemos que eres tú, lo que pasa es que eres muy inteligente", le dijo un guardia civil a José Manuel R. D. cuando éste le aseguraba que no era el atracador de bancos que estaban buscando.

La pesadilla de este abogado gallego empezó en mayo de 1997, cuando la Guardia Civil le detuvo por primera vez. Le acusaban de haber atracado dos bancos en Noia (A Coruña) y uno en Forcarei (Pontevedra). Fue juzgado sólo por los dos atracos de Noia (para el otro tenía coartada) y condenado en 1999 a nueve años de prisión. Varios testigos le habían identificado como autor del delito.

El día en que se cometió uno de los robos, él estaba con su mujer. Para el segundo, presentó en el juicio nueve testigos que declararon que se encontraba en Orense cuando ocurrieron los hechos, pero el juez decidió condenarle a pesar de todo. Recurrió la sentencia y no llegó a entrar en la cárcel.

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Durante los siguientes seis años, fue detenido en diversas ocasiones, acusado de atracar hasta 15 bancos por toda Galicia. Más de veinte testigos le reconocieron. Al darse cuenta de que probablemente se parecía mucho al verdadero atracador, empezó a idear estrategias para tener testigos de todo lo que hacía. "Apuntaba con quién y dónde pasaba cada hora del día", relata José Manuel. Para tener pruebas de que estaba en Orense y no le pudieran acusar de estar atracando bancos en otras partes de Galicia, "iba dos veces al día al notario, a primera hora de la mañana y al mediodía, que era cuando el atracador solía actuar", explica. Acumuló 118 actas notariales.

Pensó en ponerse un chip localizador en el cuerpo. Cuando se iba de vacaciones, avisaba a la policía de dónde iba a estar y dejaba teléfonos para que le encontraran. "Incluso pedí a la Guardia Civil que me siguiera las 24 horas del día", asegura. "Les llegué a ofrecer una cama en mi casa y que pusieran cámaras. Sólo quería demostrar que no era yo el que robaba". Pero los testigos de los atracos siempre le identificaban. Afortunadamente, con el registro tan exhaustivo que llevaba de sus movimientos, no pudieron volver a condenarle.

Finalmente, en 2003 detuvieron al verdadero atracador, que había pasado esos seis años jugando tranquilamente al golf. Al día siguiente, José Manuel fue absuelto de los dos atracos de Noia, los únicos por los que llegó a ser condenado, y su vida pudo volver a la normalidad.

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