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El que no corre huye | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Columna
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Metrosexuala

Yo, que siempre he defendido la idea de que las mujeres no tenemos que disfrazarnos de mujeres para parecer lo que ya somos de nacimiento, estoy a punto de hacerme metrosexuala. En el último año, me he dejado maquillar, vestir, peinar, calzar y complementar como dicen que Dios manda (si es que Dios, a estas y a esas alturas, manda). Reconozco multitud de nombres de cremas, pigmentos, prendas, tacones y complementos varios, sus bondades y aplicaciones concretas y hasta los nombres de sus creadores.

He caído en el feo vicio del permanentado y tinte de pestañas, y sé que esa peste a huevo podrido no puede compararse con nada peor, y que si las madres nos hubieran obligado a hacer algo tan desagradable las habríamos matado a todas hace ya mucho. Y entonces, si no podemos culpar a las madres, ¿quién se hace responsable?

Es sorprendente cómo ahora los tíos se piden hora en la peluquería, o en la esteticién, para depilarse cejas, pecho e ingles

La culpa es de todos en general y, sobre todo, de los licenciados en química, que no quieren irse a investigar al extranjero y acaban en laboratorios de marcas cosméticas, obligados por sus contratos de mierda a avasallarnos inventándose fórmulas mágicas para vendernos juventudes imposibles. Por eso, como las mujeres ya nos damos a diario más ungüentos que los que doce mil esponjas pueden absorber, se han inventado lo de que los hombres se hidraten. Y ha funcionado, contra todo pronóstico, porque antes, en el cuarto de baño, un padre tenía cepillo de dientes, peine, maquinilla y espuma de afeitar. Como mucho, y no todos, un frasco de agua de colonia que duraba de Reyes al Día del Padre y viceversa. Y cuando se inventó el aftershave lo miraban diciendo que para qué querían ellos más potingues.

Y es sorprendente cómo ahora los tíos se piden hora en la peluquería, o en la esteticién (que es más estetimil que esteticién), para depilarse cejas, pecho e ingles, hacerse una manicura y una limpieza facial. Algunos incluso dicen con naturalidad eso que era tan femenino de ya que estoy aquí me vas a sanear las puntas. Lo que no hacen los tíos jodíos es lo de los tacones y lo del maquillaje. No son tontos. No caerán en la tentación de partirse la espalda y de tener que decaparse la jeta todas las noches por su propia voluntad. ¿O tendremos que decir "todavía"?

El otro día, teniendo una distendida charla con un taxista al pasar por Chueca, me di cuenta de la cantidad de mundos paralelos que sí existen y que, por supuesto, están en éste. El señor taxista me dijo que él de metrosexuales no sabía y que él con una caldereta de cordero a la sombra de un buen pino y dos barras de hielo así puestecitas en un cubo con botellines de cerveza, que se queda la cerveza heladita, heladita, estaba más contento que unas pascuas. Yo no sé porqué las pascuas son contentas, pero me entraron ganas de campo y le dije sí, señor. Y también le confesé que si me encuentro con un tío con las piernas más suaves que yo me mosqueo fijo.

Refresco del día: Por supuesto, partir dos barras de hielo en un cubo con cervezas, que se queda heladita, heladita. Si además no tiene usted la desgracia de ser taxista alrededor de las obras de Madrid, el refresco le será mucho más vivificante y duradero.

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