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Ángeles Madero: "No creo que Farruquito esté arrepentido"

Los policías que detuvieron a Montoya afirman que el artista confesó voluntariamente

María Ángeles Madero, la viuda de Benjamín Olalla, no compareció como estaba previsto ayer en la tercera sesión del juicio que se sigue por homicidio contra el bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito. La defensa de éste, que había pedido que declarara, renunció en el último momento. La viuda declaró ayer en las puertas de los juzgados y delante de medio centenar de periodistas: "No creo que el artista esté arrepentido". Madero añadió que no creía que el artista estuviese aliviado al confesar la autoría del atropello porque "lo dejó tirado en la carretera".

"Si se hubiese parado a socorrerle todo hubiese cambiado", dijo ayer la viuda de Olalla, quien al estar citada como testigo no ha podido asistir a las tres primeras sesiones de la vista y ha tenido que seguir el juicio sentada en un banco en los pasillos del edificio judicial.

En la sesión de ayer declararon los policías que detuvieron al bailaor. Los agentes afirmaron que el día de su detención, el 27 de marzo de 2004, el artista "no opuso resistencia, contestó voluntariamente a todo y se confesó autor de los hechos". Farruquito comentó en la puerta de su casa de Sevilla a los agentes que "se quitaba un peso de encima". Ya en la comisaría, intentó ponerse en contacto con una abogada aunque, al no poder localizarla, aceptó un letrado de oficio para que el asunto se aclarase "lo antes posible". Los agentes también señalaron que no amenazaron al artista.

"Le detuvimos sin ningún problema y nos dijo que su corazón le decía que en cualquier momento iba a llegar la policía. Después le tranquilizamos por el camino, le dijimos que no pasaba nada y él nos contestó que nos estaba esperando, que se quitaba un peso de encima".

Los agentes de la Unidad de Asuntos Internos que también intervinieron en el caso declararon que en enero de 2004 comenzaron a investigar al policía Bernardino Rodríguez por posible tráfico de drogas y blanqueo de dinero. Los agentes pincharon su teléfono y el 13 febrero escucharon una conversación en la que Bernardino aconsejaba al empresario malagueño Óscar Benavente sobre "qué tenía que hacer una tercera persona para eludir a la justicia". En esa conversación aparece por primera vez el nombre de Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito. Tras esta conversación, los agentes continúan las escuchas telefónicas para averiguar qué ocurre. Las posteriores conversaciones que mantiene Bernardino no demuestran que esté implicado en ningún asunto de tráfico de drogas ni de blanqueo aunque sí le conectan con el bailaor, según explicaron los agentes.

Durante el mes de febrero y de marzo, Bernardino se pone en varias ocasiones en contacto con Óscar Benavente y con el ex policía José Miguel Álvarez Heredia para discutir cómo debía actuar Farruquito para eludir la justicia. Los agentes atan cabos y comunican a la juez de Sevilla que instruía el caso del atropello lo que habían descubierto. Después, se ponen en contacto con la Brigada de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. Este último grupo, que ya estaba investigando el atropello mortal, había detenido el día 23 de febrero de 2004 al hermano menor del bailaor, Antonio, tras haber localizado el vehículo y después de que este se autoinculpara de lo sucedido.

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Escuchas telefónicas

Las escuchas telefónicas que el grupo de Asuntos Internos entregó a la juez permitieron que el día 27 de marzo se supiese el verdadero autor del atropello, se detuviese a Farruquito y se inculpara también al empresario Óscar Benavente, y a los policías, Bernardino Rodríguez y José Miguel Álvarez Heredia, acusados por delitos de encubrimiento y de simulación del delito.

Los agentes que detuvieron al artista negaron ayer la versión del bailaor, que en la sesión del lunes declaró que los policías que lo detuvieron le dijeron que Óscar había testificado en su contra y que si no hablaba iban a decir que "el atropello era aposta".

La detención "fue fenomenal" e incluso "tuvimos que tranquilizarlo porque estaba muy nervioso", afirmaron ayer los policías, que añadieron que intentaron localizar a la abogada que solicitó el artista aunque no lo consiguieron. No obstante, los agentes declararon en la vista que el bailaor confesó todo voluntariamente asistido por un letrado de oficio.

Hoy comparecen los peritos que informarán sobre la velocidad que alcanzó el vehículo en el momento del atropello.

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