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FÚTBOL | Segunda División

El Celta deja el purgatorio

Los vigueses ganan al Xerez y celebran el ascenso a dos jornadas del final

Con sus defectos y sus virtudes, y con la angustia que le ha perseguido en todo su recorrido por la Segunda división, el Celta de Fernando Vázquez certificó el ascenso en el estadio del Xerez a dos jornadas de que finalice la temporada. Llegó a Chapín, marcó dos goles en 15 minutos y, por increíble que parezca, sufrió un tormento para noquear a su rival. Pero irrumpió Canobbio, el mejor futbolista de la temporada, y selló el pasaporte a Primera, que pone fin al tortuoso purgatorio de la Segunda, que tan incómodo le ha resultado.

Cientos de vigueses salieron a la calle para celebrarlo, a pesar de que durante toda la temporada el ascenso se ha vivido más como una obligación que como un premio. Tanto ha sido así que el fulgurante paso por la categoría no ha bastado para congraciar al entrenador con un amplio sector de la afición, que hace ocho días le silbaba con fuerza sus cambios durante el partido con el Terrasa. Vázquez enjugó sus lágrimas en el vestuario y se quejó de trato del público.

Con dos goles, Canobbio reivindicó el enorme papel que le corresponde en el ascenso

El partido ante el Xerez fue una metáfora de la temporada. El Celta ganó con claridad (1-3), pero ni el partido ni la campaña fueron un paseo. Y Canobbio, cedido por el Valencia, reivindicó el enorme papel que le corresponde en el ascenso. Lesionados Oubiña y Gustavo López, los otros dos pilares del equipo, el zurdo uruguayo lideró al equipo: abrió el marcador tras un error del guardameta Teté, puso en la bota de Perera el segundo con un gran pase en profundidad y, en la segunda mitad, acabó con el calvario de su equipo con el tercero, cuando el Xerez apretaba y los de Vázquez parecía tambalearse. Pero irrumpió Canobbio en su campo, lanzó el contragolpe y llegó a tiempo al área local para anotar el tercero.

Como el encuentro de ayer, la temporada también ha sido cuestión de rachas. Empezó con titubeos pronto llegaron las críticas, pero el arranque de la segunda vuelta revolucionó al equipo, que sumó ocho victorias consecutivas. Cuando todo parecía hecho, un nuevo bache sembró las dudas en el equipo y en los aficionados, que volvieron a enseñar sus uñas al entrenador. Pero las dos últimas victorias ante el Tarrasa y el Xerez, las dos igualmente angustiosas, acabaron certificando el ascenso.

La fuente de la Plaza de América, acostumbrada en los últimos años a celebraciones de mayor rango, se llenó de celtistas que, como en los viejos tiempos, cuando el Celta pertenecía a una categoría intermedia entre Primera y Segunda, tenían en el ascenso el único festejo a su alcance. Pero las cosas cambiaron en los últimos años, con sucesivas clasificaciones para la UEFA y la Liga de Campeones y dos finales de Copa del Rey, las dos desaprovechadas.

El paso por Segunda ha dejado para la afición un poso especial: la recuperación de la cantera. Junto a jugadores como Canobbio o Gustavo López, los que salieron del filial tuvieron por primera vez en lustros un papel protagonista en el equipo. De Oubiña a Jonathan, pasando por Israel, Toni Moral, Isaac o Iago Bouzón, los canteranos tomaron las riendas de un equipo renovado. Ellos, que tan bien conocen el barro de las categorías inferiores, se han hecho acreedores de un pedacito de gloria en la Liga de las Estrellas.

Los jugadores del Celta celebran el tercer gol del equipo frente al Xerez.
Los jugadores del Celta celebran el tercer gol del equipo frente al Xerez.EFE

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