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Columna
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Trafalgar

El 21 de octubre se conmemoran los 200 años de la derrota de la escuadra franco-española frente al faro de Trafalgar, la batalla naval más famosa de la historia, la que situó a Nelson en el panteón de glorias de la historia. La victoria inglesa no empaña el comportamiento de los marinos españoles y la página histórica que allí se escribió. En Trafalgar comenzó la independencia de las naciones americanas y el fin de un Imperio, al que se daría cerrojazo 93 años después frente a las costas de Santiago de Cuba. El debate sobre si las derrotas se festejan, se celebran o se conmemoran parece un poco superado. Hay quien opina que sería mejor festejar Lepanto, que la ganamos. El hecho cierto es que en torno a Trafalgar se reunieron las tres principales potencias mundiales de la época, dos en alza, Francia e Inglaterra, y una en franca decadencia, España. No es menos cierto que marinos de la talla de Gravina, Churruca y Alcalá Galiano escribieron una gesta que quedará para la historia de la navegación. Muchos de los barcos de la batalla yacen ahora frente a las costas gaditanas, como un recuerdo oculto a la vista de lo que supuso aquella lucha y de la potencia marítima que llegó a tener España. El mismo Santísima Trinidad, el Escorial de los mares, como lo llamaban en la época, permanece bajo el lodo delante de Zahara de los Atunes, donde se hundió cuando los ingleses lo remolcaban camino de Gibraltar. El acontecimiento tiene una dimensión de carácter cultural y económica, la oportunidad de que los tres países contendientes, hoy aliados, conmemoren el suceso, den tributo a los muertos y al pueblo gaditano que ayudó a todos los náufragos y heridos sin preguntar la nacionalidad. Es la oportunidad de crear una ruta turística desde Plymouth hasta Gibraltar, pasando por Cádiz, San Fernando y Barbate, de rescatar algunos restos de los pecios, de divulgar la historia, de promover la convivencia pacífica. En este momento la única institución que de manera clara y decidida está organizando actividades en torno al acontecimiento es el Ateneo gaditano. La efeméride es una prueba de lo que debe mejorarse de cara al Bicentenario de la Constitución de Cádiz , para evitar la precipitación y la descoordinación y así mejorar lo que se haga con motivo de Trafalgar. Parafraseando a Nelson: España espera que cada hombre cumpla con su deber.

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