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Entrevista:HERVÉ CHABALIER | Periodista y escritor

"Un alcohólico debe aprender a navegar en las emociones"

Hervé Chabalier, reportero, fundador y director de la agencia de televisión Capa, un profesional de éxito y prestigio en Francia, ha plasmado en el libro El último trago. Crónica de un divorcio del alcohol (Península) su experiencia en una clínica de desintoxicación del alcoholismo. En otoño de 2002 ingresó por cinco semanas en una institución especializada de Nyon (Suiza), "una cárcel de terciopelo" cerca del lago Leman, de donde salió convertido en "un hombre nuevo". Desde entonces no ha probado una gota de alcohol. Su libro, un testimonio sin edulcorantes, ha vendido 80.000 ejemplares en Francia.

Pregunta. ¿Por qué escribió El último trago? ¿Le empujó su vocación de periodista?

"Pido que hagan del alcohol, durante un año, una causa nacional, como el sida o el cáncer"
"En Alcohólicos Anónimos, cuando estamos juntos, somos hermanos"

Respuesta. Lo primero fue una reacción de periodista puro. Yo no conocía nada de las curas de dexintoxicación, la clínica era algo completamente nuevo para mí. Fue alucinante; esa manera de hablar en grupo era lejana a mi cultura personal. Tomaba notas, como en cada uno de los reportajes que he hecho en mi vida. Al salí de allí pensé en escribirlo para mí, para guardar en la memoria todo lo que había aprendido. Un alcohólico debe aprender a navegar en las emociones, que es lo más peligroso. Saber torear con las emociones fuertes, aprovecharlas y no acabar ahogado en ellas. Al salir hablaba de otra manera sobre el alcoholismo y me di cuenta de que otra gente también empezaba a hablar. Lo que yo decía estaba liberando la palabra de muchos otros.

P. También de las personas que rodean a los alcohólicos.

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R. Sí. Por cada alcoholdependiente, que yo lo soy, hay cinco o seis personas que tienen que arreglar su vida en función del alcoholismo del otro. Son codependinetes, de una u otra manera. La gente que quiere ayudar a los alcoholicos tiene que ayudar también a la familia y a los amigos.

P. A lo largo del libro habla varias veces de la necesidad de que el alcohólico toque fondo para salir de su adicción. ¿No se puede parar antes?

R. El fondo depende de cada uno. Mi fondo fue cuando ya no podía soportar más mi indignidad personal. Era algo interno: en un momento te das asco a ti mismo. Llega cuando tienes señales fuertes de las consecuencias de tu alcoholismo. La gente que está con alcohólicos tiene que dejarles, hasta que ellos vean las consecuencias. Muchas veces por la mañana no saben que ocurrió; si el tío se despierta en la cama porque alguién le ayudó por compasión, por amor, o por evitar un escándalo, no pone imágenes de lo que ocurrió. Aunque le digan lo que pasó, no le ayudan. Cuando has dejado de beber y vuelves a tener ganas es muy importante tener imágenes fuertes para decir: "no voy a volver por ahí".

P. ¿El alcohólico necesita seguir un método de desintoxicación, ir a una clínica como hizo usted, para dejar de beber?

R. Hay quien ha salido solos, pero poquísimos. Aun con ayuda, pocos llegan. Mi clínica era cara, pero la terapia se puede conseguir mucho más barata.

P. ¿Qué puede hace quien no disponga de recursos para ingresar en un centro especializado?

R. El Gobierno francés me ha pedido un estudio sobre el alcoholismo, no desde el punto de vista de un especialista, sino alguien que sabe de bares. No es cuestión de dinero; cuando una persona quiere salir, ya es mucho si alguien puede ayudarle. Mejor con un buen método, con una cura como la que yo he hecho o más barata. La salud pública tiene que poner en marcha estas curas.

P. ¿En un tiempo de recorte del gasto?

R. Tendrá que hacerlo. En Francia, en general, la gente bebe menos, pero los jóvenes beben más. Tienen ese alcoholismo que yo llamo VSD (viernes, sábado, domingo). No es el alcoholismo clásico, como el mío, que pasan años antes de caer totalmente. El riesgo es muy grande; no sólo muchos van a ser bebedores abusivos, sino enfermos alcoholdependientes. La primera medida que deben tomar los políticos, al menos en Francia, es advertir que las bebidas alcohólicas son productos peligrosos, sacarlos de la normalidad. No hay que prohibirlo, sino decir que no es cualquier cosa, sino algo peligroso como la heroína, la cocaína, el cannabis, el tabaco. Es una droga; hay que decirlo, para que pidan ayuda antes de ser dependientes. Eso va a hacer muchas economías.

P. ¿Qué más pueden hacer los gobiernos?

R. El alcoholismo es la tercera causa de mortalidad en Francia. Pido que hagan del alcohol, durante un año, una causa nacional, como el sida o el cáncer. Hay mucho por hacer: los estudios de Medicina en Francia no tienen especialidad en alcohol. Hemos pedido que formen en Francia una figura que existe en Cánada, personas con preparación que en los hospitales y en los servicios sociales vigilan si detrás de otras demandas hay un problema de alcohol.

P. Los terapeutas que le trataron eran ex alcohólicos.

R. Sí, muchos. Es mejor, porque saben qué pasa por la cabeza del enfermo. Yo voy a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Nos reunimos personas muy diferentes que no nos conocemos de nada y cuando estamos juntos somos hermanos. Sabemos cómo estamos hechos los alcohólicos.

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