_
_
_
_
_

Anticapitalismo en el SPD

Polémica por las críticas a las grandes empresas del presidente del Partido Socialdemócrata alemán, Franz Müntefering

Un fantasma recorre desde hace semanas Alemania: el fantasma del capitalismo. El presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Franz Müntefering, ha desencadenado un debate nacional sobre un tema que parecía olvidado y sumido en los arcanos de la historia: el capitalismo. A mediados de abril, en una entrevista con el dominical Bild am Sonntag, Müntefering atacó a los inversores financieros que "no conocen reglas ni límites" y "no gastan ni un pensamiento en las personas cuyos puestos de trabajo destruyen". Embalado, Müntefering siguió: "Permanecen anónimos, no tienen cara y caen en enjambres como la langosta sobre las empresas, las esquilman y se van. Contra esa forma de capitalismo luchamos".

Hay dudas de si el tono anticapitalista responde a algo más que al intento de movilizar al partido

El presidente del SPD tocó con sus palabras la fibra sensible de las bases de su partido, cada vez más desmoralizadas por la política de recortes sociales puesta en marcha por un Gobierno de los suyos y una caída en el apoyo popular que no pronostica nada bueno para las elecciones en el Estado de Renania del Norte-Westfalia del próximo día 22. Al tiempo que Müntefering insuflaba un poco de oxígeno en las filas de la socialdemocracia, desencadenaba una polémica nacional con réplicas y contrarréplicas por parte de los empresarios y dirigentes de las organizaciones patronales. En medio de la polémica, el canciller federal, Gerhard Schröder (SPD), ha quedado casi en fuera de juego, obligado a un equilibrio casi esquizofrénico entre la necesidad por un lado de apoyar a su presidente de partido y lograr una movilización de sus bases, y por otro, de defender su programa de reformas y recortes sociales conocido como Agenda 2010.

Al rebufo de las declaraciones de Müntefering, la izquierda del SPD sintió llegado el momento de pedir que las palabras se conviertan en hechos. Ese sector del SPD pretende introducir algunas leyes con incremento de impuestos y cargas a los ricos e incluso modificar y dar marcha atrás en algunos de los recortes de la Agenda 2010. Por eso más de uno compara ya a Müntefering con el famoso aprendiz de brujo que abrió la botella y ya no pudo volver a encerrar a los espíritus que liberó.

Existe la duda fundada de si los tonos anticapitalistas de Müntefering responden a algo más profundo que un intento de movilizar al desmoralizado SPD ante la batalla electoral de Renania del Norte-Westfalia, el último bastión donde aún gobierna una coalición de centroizquierda entre el SPD y Los Verdes. Una derrota el 22 de mayo dejaría a la coalición de Gobierno en Berlín SPD-Verdes en una situación todavía más precaria ante el tramo final de la legislatura.

La reacción empresarial no tardó en producirse. El presidente de una de las patronales Dieter Hundt lo formuló en términos drásticos: "Me produce vómitos ver cómo transcurren las cosas en esta república. En vez de ocuparnos de los problemas existentes hablamos de plagas de langosta, de capitalismo rapaz, de conductas asociales y similares". El presidente de una empresa de participaciones industriales y de solares Roland Flach replicó a Müntefering en Bild Zeitung con un desafiante: "Yo soy una langosta". El asesor de empresas Roland Berger telefoneó al canciller Schröder para llamarle la atención del peligro de "una irresponsable provocación de emociones". Berger advirtió contra el riesgo de "sembrar el odio", e incluso del peligro de que "algunos locos intenten jugar a la RAF", en referencia a la Fracción del Ejército Rojo, el grupo terrorista Baader-Meinhof que en los setenta asesinó a varios empresarios.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Para que no falte nada, un profesor universitario de Historia de la universidad del Ejército alemán, Michael Wolffsohn, pronunció una especie de "¡Manos arriba, no se mueva nadie!". Sostiene Wolffsohn que Müntefering, al comparar a los empresarios con la langosta, utilizó una terminología nazi, porque detrás se mueve la idea de que se trata de "una plaga que deber ser aniquilada". Según Wolffsohn, "hoy se llama a esa plaga langosta y entonces ratas o cerdos judíos".

Schröder, junto al patriarca ortodoxo Bartolomé I ayer en Estambul.
Schröder, junto al patriarca ortodoxo Bartolomé I ayer en Estambul.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_