Lalo Mir, locutor de radio

Con 30 años de trayectoria profesional en la radio argentina, Lalo Mir (San Pedro, Buenos Aires, 1952) presenta el programa Lalo blablá, que emite al mediodía Radio Mitre, y continúa con La hora feliz, un espacio pensado para los últimos momentos de la tarde.

Desde hace unos días, su emisora de onda media emite en digital. "Es muy pronto para sacar conclusiones, pero el futuro de la radio pasa por un oyente que pueda interactuar, y eso sólo se puede conseguir con la emisión digital".

Mir dice que su profesión es "locutor de radio" y que es "locuaz con tendencia a la verborragia", aunque eso no garantiza la audiencia. "La radio es un loco que habla solo. A veces, miro al técnico que está al otro lado del cristal y está hablando por teléfono con su mujer, y pienso que llevo dos horas frente al micrófono y no sé si alguien está escuchando".

El periodista radiofónico visitó Santiago de Compostela para participar en el Congreso Iberoamericano de Periodismo Digital. En su intervención explicó cómo ha cambiado Internet la forma de hacer radio. "Por la mañana, los oyentes realizan una clasificación por teléfono, correo electrónico o web de las noticias más importantes. Después de las votaciones, el resultado no siempre coincide con la importancia que han dado los periódicos. A veces, la que queda primera es una historia que ha contado un oyente y no las que sacamos de la prensa".

Ligero de equipaje

Cuando viaja, emplea una pequeña grabadora digital para registrar sonidos como el tañido de campanas. Aprovecha las posibilidades de la grabadora para editar el sonido, coloca el aparato cerca del auricular del teléfono y transmite lo que ha vivido a sus oyentes en Argentina. Así de sencillo, porque a Mir le gusta viajar ligero de equipaje. Y la tecnología pesa. No resulta extraño, pues, que para almacenar las fotografías de su Sony de cinco megapíxeles, Mir recurra a la tienda para que le grabe las imágenes en un CD.

Reconoce que ha almacenado algunas manías profesionales. "Tengo 20 micrófonos que se pueden utilizar en cualquier momento. Me gusta emplear un Newman de 149 válvulas. Lo cierto es que a veces parezco un enfermo del audio. Puedo llegar a cambiar el micrófono en función del timbre de voz de una persona".

Está pensando en abrir un blog para continuar su programa en Internet. Aunque pretende aprovechar las posibilidades que le da la tecnología, Mir sueña con recuperar al operador de sonido tradicional porque, a su juicio, el trabajo con los ordenadores rompe la magia en el estudio. "Antes, el ingeniero de sonido estaba pendiente del locutor. Ahora, está concentrado en la pantalla del ordenador".

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