"Como diseñador me sentía útil; en cambio, como pintor me siento inútil"
Ha pasado mucho tiempo desde que el diseñador gráfico, pintor y escultor barcelonés Vicente Rojo llegó a México en 1949, cuando tenía 17 años, desde aquella España malherida de la posguerra. Su padre reclamó a su esposa e hijos y logró la reunificación de la familia. Era un exiliado republicano que participó en la fundación del PSUC y hermano del general Rojo, que defendió la República hasta el último momento.