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La moda de Portugal potencia su diseño hacia la neomodernidad

La idea de que Portugal y España viven de espaldas en muchos aspectos civiles, sociales y comerciales parece que se aparca después de siglos y de chistes de todos los colores, algunos en vigencia desde los tiempos de Carlos V. La moda parece ser también útil para ello. La 16ª edición de la Pasarela de Oporto, que concentra a la moda más evolucionada y de vanguardia con una tribuna expresamente pensada para mostrar a los jóvenes y debutantes, ha apostado claramente por potenciar su fuerte, la moda masculina menos convencional y por destacar, a veces sutilmente y otras con perspectiva comercial, cómo España se convierte en paso obligado y concurrente de cara a la implantación de ambos países en el mercado europeo.

La moda española y la portuguesa tienen más cosas en común de lo que reconocen, y eso se ha visto aquí como un análisis no amplificado, pero del que todos los creadores son conscientes. Los diseñadores lusos, que algunos ya han desfilado en Barcelona, se quieren ver reflejados en las tendencias y la mecánica de Londres o París, lo que tiene su lógica y quizás es por ello que la mayoría de la prensa especializada presente en los foros esta vez (y que la organización trae hasta este confín atlántico con mimo) ha sido francesa, japonesa e inglesa.

Marcas

También se ha hablado de las marcas que antes no exhibían un nombre propio pero que ahora, a tenor de los tiempos y de la progresiva y necesaria "personalización del producto" apuestan por el diseño de nuevo cuño y por creadores emergentes aunque ya fogueados, eso que se da en llamar otra vez neomodernidad evolucionada y donde la calidad la marcan Paulo Pinto para Meter, la tradición de Kispo entregada a Katty Xiomara, la sensualidad de Helvética responsabilizada en Fernando Nunes y el empuje colorista de Concreto, que estrenaba dos nuevos diseñadores: Susana Santos y Herder Baptista.

Dos desfiles de gran impacto fueron los de Tenente con su línea de denim sofisticado e impecable, y sobre todo Miguel Vieira (que ya triunfó en su fugaz paso por Gaudí hace dos temporadas) con su uso del negro, lleno de fuerza y de detalles preciosistas tanto para el hombre como para la mujer.

Entre los jóvenes, algo a lo que cada vez se da mayor peso en todas las pasarelas alternativas, destaca claramente Julio Torcazo, lírico con sus camisas rusas mujik y Pedro Pedro, muy parisino y virtuoso con la piel. Impresionante finalmente la propuesta reivindicativa en lo ecológico de Maria Pia, jugando a la escultura y al reciclaje emocional basado en materiales perecederos que recuerdan el pauperrismo" y el arte povera, convirtiendo el papel pinocho o el plástico de empacar en las materias poéticas, sensibles y útiles que alertan sobre que la moda, con sus llamadas entre la cultura y lo tecnológico, hoy no puede ni debe ser sólo un frívolo ejercicio de mercado.

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