"El Rijksmuseum no será mayor, sino mejor". Así de resueltos se han mostrado los arquitectos Antonio Ortiz y Antonio Cruz, desde que ganaran hace cuatro años el concurso internacional que debía adecuar la sala de arte más señera de Holanda a las necesidades actuales.
Entre 1884 y 1913 el sarampión de los pintores de todo el mundo se llamó puntillismo. Algunos, despectivamente, lo calificaron de confettismo, otros, partidarios de la precisión científica, prefieren hablar de divisionismo, y la crítica, siempre dada a equivocar las etiquetas, popularizó la fórmula neoimpresionismo. La realidad es que, una vez Georges Seurat hubo expuesto Une baignade (Asnières), la pintura se pixelizó, se puso a vibrar..