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Decenas de miles de trabajadores sirios abandonan Líbano por temor a represalias

La oposición pide al presidente un anuncio oficial de retirada de las tropas de ocupación

Miles de trabajadores sirios han abandonado durante las dos últimas semanas Líbano por miedo a las represalias y a los actos de venganza de la población local. Son los primeros síntomas de un clima de inseguridad que ha empezado a apoderarse del país tras el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri y la dimisión del Gobierno de Omar Karamé. La situación de bloqueo en la que se encuentra la crisis libanesa se vio ayer agravada después de que la oposición anunciara que no participará en la formación de un Gobierno interino hasta que dimitan el fiscal general y seis mandos policiales.

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Las fuerzas opositoras pidieron asimismo que el presidente sirio, Bachar el Asad, anuncie oficialmente la retirada de las tropas sirias de Líbano.

"Todos los trabajadores sirios de mi empresa se han ido a su país. Lo hicieron de pronto, en plena noche, como si hubieran recibido la consigna de volver a sus hogares y regresar a su patria. El miedo ha mantenido durante muchos días las fronteras prácticamente vacías, mientras los taxistas sirios se negaban a venir a Líbano por temor a las represalias. La vida comercial de la ciudad ha estado al borde del colapso", se lamentaba ayer en Trípoli uno de los primeros empresarios de esta capital, propietario de varias plantas de tratamiento de aceite y de fabricación de jabón, cuyas plantillas estaban compuestas en un 50% por obreros sirios.

La huida de los trabajadores sirios ha sido especialmente significativa en las provincias del norte de Líbano. Sólo en la ciudad de Trípoli la noche siguiente del asesinato de Hariri huyeron a su país entre 40.000 y 50.000 trabajadores oriundos de Siria, dejando prácticamente desarbolada y desactivada la mayor parte de las industrias locales.

Una estampida similar se produjo en otras ciudades libanesas, entre ellas la capital, Beirut, donde los sirios configuran un mercado laboral importante; la obra de mano barata, capaz de desempeñar en silencio los empleos que los locales se niegan a realizar. Se calcula que en Líbano hay un total de un millón de trabajadores procedentes del país vecino.

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Los temores de la población siria en Líbano está justificada; las agresiones a los trabajadores sirios menudean por parte de algunos sectores de la población, que ven a estos obreros como una prolongación de los temidos y odiados servicios secretos del régimen de Damasco. La situación de tensión y de inseguridad se ha visto agravada con la sensación de vacío de poder, que ha alcanzado su paroxismo en Trípoli, donde grupos de milicianos armados salieron impunemente a la calle, mientras un misterioso y desconocido incendio devastaba parte de un campo donde vivían trabajadores sirios.

Acuartelamiento en Trípoli

Las tropas del Ejército libanés permanecían acuarteladas ayer por la mañana en los alrededores de Trípoli, después de haberse retirado del núcleo central de la población donde estuvieron patrullando durante la jornada anterior. Los soldados habían sido enviados desde la capital, Beirut, para tratar de poner fin a los enfrentamientos callejeros surgidos entre los seguidores del ex primer ministro Omar Karamé, defensores a ultranza del mantenimiento de los soldados sirios, y los partidarios del asesinado Rafik Hariri y, a su vez, enemigos declarados del régimen de Damasco.

Trípoli se ha convertido en un escenario peligroso. En esta ciudad de poco menos de 400.000 habitantes coinciden todos los elementos propicios para una revuelta. Los dos grandes sectores de la sociedad libanesa, los prosirios y antisirios, se ven obligados a convivir con las tropas extranjeras. Sólo en esta capital están aún activas dos grandes centrales de los servicios secretos o del mohabarat, así como cuatro acuartelamientos de tropas extranjeras, que parecen incrustadas en la zona. Ayer en algunos de los accesos de la capital estaban apostados soldados sirios.

En medio de esta situación de tensión unos 70 líderes de la oposición lanzaban ayer un llamamiento al presidente libanés, Emile Lahoud, en el que condicionaban su participación en la formación de un Gobierno interino a dos condiciones previas: la dimisión del fiscal general del Estado y de seis mandos policiales, y un comunicado oficial del presidente sirio, Bachar el Asad, en el que anuncie oficialmente la retirada de las tropas y de los servicios secretos sirios.

"El pueblo libanés en su conjunto está convencido de la necesidad de trabajar por una retirada honorable del Ejército y se compromete ante Siria a que Líbano establecerá a cambio las mejores relaciones de fraternidad, amistad y cooperación", asegura el comunicado de la oposición, que fue leído por el diputado Ahmad Fatfat en el castillo de Moukhtara, residencia habitual del líder druso Walid Yumblat.

Los líderes de la oposición consideran además prioritario que una investigación internacional esclarezca la autoría del asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri el pasado 14 de febrero.

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