Almodóvar cree que los italianos son más generosos con su cine que los españoles
'La mala educación' recibe en Roma la Cinta de Plata a la mejor película extranjera
Pedro Almodóvar recibió el viernes en Roma la Cinta de Plata a la mejor película extranjera de 2004 por La mala educación. El Sindicato Italiano de Periodistas Cinematográficos, que concede la Cinta, siente veneración por el cineasta español. Almodóvar se impuso, frente a Kim-Ki-Duk, que con Benjip causó sensación en la Mostra de Venecia, y Alejandro González Iñarritu, que competía con 21 gramos. El reconocimiento de la prensa italiana calentó el corazón de Almodóvar, quien dijo tener la impresión de que su auténtico hogar estaba "en Italia, no en España".
La mala educación fue una de las películas más taquilleras de 2004 en Italia, y la Cinta de Plata, entregada anoche en una ceremonia retransmitida por la RAI, culminó su éxito. Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, 1951) compareció de buen humor ante un grupo de periodistas, horas antes de la gala, para decir que se sentía "mejor comprendido" en Italia que en su propio país. "Tengo la impresión de que mi hogar está en Italia, no en España", dijo, "los italianos son más generosos conmigo y con mi cine que los españoles". "Aunque", precisó, "debo decir que, políticamente, me parece que los españoles estamos ahora mucho mejor que los italianos".
Almodóvar es un veterano de la Academia de Hollywood, un director con un par de estatuillas en casa y con un amplísimo reconocimiento. Dijo, sin embargo, que los premios le hacían cada vez más ilusión. "A medida que pasa el tiempo necesito más muestras de afecto. Los premios de ahora me estimulan más que los del principio, porque sé que no cuento con el elemento de la novedad, de la sorpresa. Además, he ido cambiando de estilo y de tono, mis últimas tres películas han sido más arriesgadas que las anteriores".
Rincones oscuros
El cineasta manchego comentó que La mala educación era un filme "muy negro, muy pesimista, carente de personajes positivos y difícil para el espectador", y que precisamente por eso apreciaba de forma especial el reconocimiento del público y los críticos italianos. "Los rincones más oscuros del corazón son los que más me interesan ahora", prosiguió, "aunque soy consciente de que eso, con raras excepciones, no es lo que se lleva hoy día, porque el mercado pide productos complacientes, destinados a entretener a un público cada vez más joven". Puso como ejemplo las dificultades que había tenido Clint Eastwood para filmar Million dollar baby. "La Warner puso pegas incluso a alguien tan grande como Eastwood, que al final ha hecho una película maravillosa, la mejor de la temporada con diferencia", aseguró.
Almodóvar pronosticó que los oscars de este año serían "una batalla entre Martin Scorsese y Clint Eastwood". "Million dollar baby es mejor que El Aviador, pero la Academia tiene una deuda muy antigua con Scorsese, que ya debería tener dos o tres oscars en casa, y eso influirá", aventuró. Para él, el premio al mejor actor se lo disputarán Jamie Foxx y Leonardo di Caprio, y el de mejor actriz, Annette Benning e Imelda Staunton. "Quizá el Oscar al mejor guión vaya a Sideways, que es muy original y ha gustado mucho".
En el apartado de la mejor película extranjera, es decir, de lengua no inglesa, Almodóvar apostó por Mar adentro. "La película de Alejandro Amenábar es la gran favorita; yo no podré votar, a causa de la complejidad del reglamento, pero deseo que gane Amenábar".
Cuando le preguntaron si La mala educación era una película anticlerical, respondió que no. "La película no va contra la Iglesia, yo sí, pero la película no. Si hubiera querido hacer un filme anticlerical no me habría retrotraído a los años sesenta", dijo, "sino que habría hablado de las cosas que ocurren ahora mismo en España". Acerca de las tormentosas relaciones entre la Iglesia católica y el Gobierno de Rodríguez Zapatero, Almodóvar criticó "la indiscreción de los obispos, y del propio Papa, al permitirse opinar sobre algo como el Plan Hidrológico Nacional y el trasvase del Ebro, apoyando las posiciones del Partido Popular". "La Iglesia católica está haciendo algo que no le corresponde: hace política desde el altar y el confesionario, convocando a los fieles a manifestaciones y protestas", indicó, "quizá porque siente que pierde influencia sobre el futuro de la sociedad española". "España se está convirtiendo en una sociedad multirracial y multicultural y es absurdo pensar que la única religión que deba enseñarse en las escuelas, donde cada vez hay más niños asiáticos, magrebíes y americanos, sea la católica", concluyó.
