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El Papa ingresa de urgencia en un hospital de Roma al agravarse su gripe

El portavoz de la Santa Sede explica que el internamiento se decidió "por precaución"

El papa Juan Pablo II fue hospitalizado anoche con urgencia, tras un súbito agravamiento de la gripe que contrajo el domingo. El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, explicó que el estado del pontífice se había "complicado súbitamente con una laringotraqueítis aguda y con espasmos de laringe" y que su ingreso en el policlínico Gemelli, contiguo al Vaticano, había sido decidido "por precaución". Karol Wojtila, de 84 años, sufre una enfermedad de Parkinson muy avanzada que apenas le permite hablar o mover las manos y que le dificulta la respiración.

Los alrededores del policlínico Gemelli, donde Juan Pablo II dispone de un apartamento reservado a su uso personal desde que sufrió un atentado en 1981, se llenaron hacia medianoche de periodistas y fieles inquietos por la salud papal. El ingreso se registró a las 22.50 horas y se efectuó en ambulancia. La luz de las habitaciones pontificias, en el noveno piso, permaneció encendida y el paciente, según precisó Navarro-Valls, no requirió servicios de reanimación.

El Papa empezó a mostrar síntomas gripales, entre ellos una fiebre no muy alta, de 38 grados, y una tos persistente, el domingo por la noche. El portavoz Navarro-Valls, doctor en medicina, señaló el lunes que lo más probable era que el pontífice, que ya el sábado parecía resfriado, hubiera experimentado un empeoramiento al exponerse durante más de 20 minutos al frío desde la ventana de sus apartamentos vaticanos para saludar a la multitud que celebraba el Angelus en la plaza de San Pedro.

Karol Wojtila ya mostraba mal aspecto en la ceremonia dominical. Estaba tembloroso, respiraba penosamente y la voz le brotaba escasa y ronca. Fuentes del Vaticano indicaron que la larga aparición papal en la ventana en un día frío y ventoso reflejaba la permanente contradicción entre los consejos de los médicos, que preferirían que el pontífice se prodigara mucho menos y se resguardara de posibles infecciones, y la voluntad del propio Juan Pablo II, empeñado en mantenerse activo hasta el último momento y en mostrar públicamente sus males, como una forma de imitación del Calvario.

Un millón de italianos padecen en estos momentos una gripe que esta temporada se muestra virulenta y Navarro-Valls comentó que a Wojtila le ocurría "simplemente lo mismo que a mucha otra gente en esta época". Se suspendieron la audiencia general del miércoles y una misa el mismo día, pero se mantuvieron, en principio, los compromisos papales a partir del viernes. En todo momento se restó importancia al asunto y se decidió "observar la evolución día a día" para decidir cuándo podría reanudar sus actividades oficiales el jefe de la Iglesia Católica.

Temores a una infección

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Desde el principio de esta gripe se temió que la infección se propagara a las vías respiratorias y produjera bronquitis o pulmonía, enfermedades preocupantes para un anciano con una salud general muy deteriorada. El Parkinson ha avanzado de forma visible en los últimos años, el estómago ha permanecido delicado desde que el turco Ali Agca le disparó un balazo en el vientre y suele tener dificultades para respirar. En 1992, en el mismo policlínico Gemelli, le fue extraído un tumor en el colon. En 1994 una caída le produjo una rotura de la cabeza del fémur y hubo que implantarle una prótesis de titanio.

Pese a la preocupación, la fiebre desapareció ayer por la mañana y la tos se redujo de forma considerable, por lo que en el Vaticano se consideró que lo peor había pasado. En la Oficina de Prensa de la Santa Sede el ambiente fue de total tranquilidad durante toda la jornada laboral, hasta media tarde.

El agravamiento del proceso gripal se produjo, según Navarro-Valls, hacia última hora de la tarde, cuando el Papa empezó a sufrir fuertes ataques de tos y convulsiones respiratorias. Fueron los médicos que le atienden regularmente quienes aconsejaron el ingreso urgente en el hospital.

En el policlínico Gemelli, dependiente de la Universidad Católica del Sacro Cuore, la policía vaticana reforzó la vigilancia del apartamento que ocupa el Papa, mientras que las fuerzas de seguridad italianas hacían lo propio en la entrada y el perímetro del hospital. Al tiempo que algunos vehículos se apostaban en las puertas de acceso para impedir que se acercaran mucho los periodistas y curiosos, más coches de la policía entraban en el centro sanitario. La actividad de la policía era bastante intensa y todo apuntaba a que la seguridad iba a reforzarse más a medida que avanzara la noche.

Vehículos de cadenas de televisión y radio, aparcados frente al policlínico Gemelli.
Vehículos de cadenas de televisión y radio, aparcados frente al policlínico Gemelli.REUTERS

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