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Entrevista:HUGO MÚJICA | Poeta

"Nuestra gran crisis es la nostalgia de vivir"

Se siente como un niño y cuenta que gracias a esa inocencia ininterrumpida la vida no deja de sorprenderle. Hugo Mújica (Buenos Aires, 1942) habla pausada y serenamente, con la sabiduría de quien exprime día a día la vida sin treguas y sin prisas. Pintor, poeta, ensayista y, ante todo, pensador, ha dirigido la semana pasada un taller sobre Poesía y creatividad en la Casa de América, en Madrid.

Autor de numerosos libros de poesía y ensayo (Noche abierta, Sed adentro y Casi en silencio, entre otros), Mújica parece estar tocado con la gracia de la palabra, pero para ello ha recorrido un largo camino lleno de experiencias inquietantes: pintor en los años sesenta en el Greenwich Village; tanteos con la filosofía zen y discípulo del gurú Satchidananda, y siete años de voto de silencio en un monasterio trapense. "Fue entonces cuando empecé a escribir. Tuve la experiencia de que el silencio como tal no existe. Lo que llamamos silencio es la posibilidad de escuchar y creo que esta posibilidad de escuchar lleva a la posibilidad de dejar decir, de creerme dueño del lenguaje. Para mí fue el viraje de empezar a escuchar la realidad y a darle voz".

"La creatividad tiene que ver con lo que no es, no con lo que ya es"

El vacío, el silencio, la esencia de la vida son algunas de las cuestiones que aborda en sus poemas y ensayos. "¿Nuevas obsesiones? Creo que siempre estoy girando en torno a lo mismo desde diferentes perspectivas. Si vas a la desnudez de la vida, sólo existen dos o tres cuestiones vitales: si me abrazan o abracé, la muerte, si estoy agradecido o rencoroso... El vacío es donde la vida nace y se expresa".

Habla de la creatividad y se siente como pez en el agua. Asegura que tan sólo hay que descubrir la realidad y jugar con ella. "La creatividad es la posibilidad de ampliar cuanto más la distancia entre una regla y otra para que pueda acontecer más vida. La creatividad tiene que ver con lo que no es, no con lo que ya es". Parece un juego complejo de palabras, pero Hugo Mújica insiste en la simplicidad de la idea.

¿Se puede aprender a escribir poesía? El poeta argentino asegura que se puede lograr una técnica, pero no se aprende el contenido. "Hay que aprender a borrarse uno mismo, que se hable desde lo que nace y no yo sobre eso. Aprender a desprenderse de las cosas porque al final ese desprendimiento genera creatividad". Mújica reconoce que después de años de experiencia en la docencia se ha dado cuenta de que la gente busca que la descoloquen, que la hagan pensar. "Muchas personas que vienen a las clases van más allá de si entienden o no. Un alumno me escribió hace poco agradeciéndome que nunca antes entendió menos y pensó más. Creo que al final no es lo que yo diga, sino algo que genero al decirlo. Es como una música que engancha a la gente y dispara en ellos su propio decir". Agradece que la poesía sea uno de los pocos lugares que han quedado fuera del mercado. Confía en que no sea un producto de moda. "Si entendemos que la élite no es ser mejor que nadie, creo que la poesía es para pocos. Implica una atención, un cierto espacio mental para que resuenen las palabras. Por eso es para pocos, pero no para privilegiados sino para gente que dispone de tiempo y es receptiva. Y en este mundo tan acelerado, las prisas están para que no te detengas y no puedas pensar. Para que veas todo pasar. Vivimos alienados. Nuestra vida es un trámite y vivimos eliminando las cosas que siempre nos quedan por hacer. ¿Y cuándo vivimos? Por eso nuestra gran crisis es la nostalgia por vivir".

Es cuando habla de los acontecimientos del mundo cuando deja de sonreír y asoman en su rostro indicios de preocupación. "Me entristece nuestra cultura, en el sentido de lo poco que hemos sido capaces de crear. Es una cultura que lo máximo que ofrece es el banquete del consumo. Es una pena que hayamos aspirado a tan poco. Estamos en un momento en que dejamos de aspirar a la grandeza, nos achanchamos. En teología, es lo que se llama el pecado de la desidia, que se comprende por la virtud a la que se opone y se opone a la magnanimidad. El pecado es haber dejado de aspirar a la grandeza de la vida. Habernos conformado con algo en vez de todo lo que la vida promete. En definitiva, quedarse con las cosas en vez de con la vida".

Hugo Mújica vuelve a recuperar la ilusión cuando habla de su país, Argentina. "Cuando estalló la crisis, dos días después viajaba a Madrid y en el aeropuerto vino una mujer corriendo y me preguntó: '¿Qué pasa allá?'. Y a mí me salió sin pensarlo: 'Se acabó la dictadura'. Y me di cuenta de que se había caído lo que había empezado con el proceso de la dictadura. Por miedo o por algún motivo, nosotros seguimos sin protestar, aceptamos todo. Con el cacerolazo salimos de ese pacto con el nihilismo. Estoy contentísimo de cómo ha cambiado Argentina. Por cualquier cosa, la gente ahora sale a la calle y exige. Los argentinos han tomado la historia en sus manos de nuevo. Hemos salido del miedo, dejamos 30.000 cadáveres atrás. Todos teníamos miedo de ser uno más. En los noventa sólo se hablaba de economía y nada más y era como una claustrofobia. Y ahora parece un país que económicamente se está moviendo, ha crecido en derechos humanos y existe una ilusión renovada. Pero lo que más impresiona es la transformación de los argentinos, se están creando nuevos colectivos sociales. La gente ha pasado a ser protagonista. Y va más allá de los dirigentes políticos; aunque Kirchner trajo la esperanza, en realidad la está protagonizando el pueblo argentino".

El poeta argentino Hugo Mújica.
El poeta argentino Hugo Mújica.LUIS MAGÁN
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