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Florencia cierra el año de Petrarca

Un importante congreso internacional cerró el viernes en Florencia los actos conmemorativos del VII centenario del nacimiento de Francesco Petrarca (1304-1374). Fuera de las docenas de conferencias y reuniones científicas que han tenido lugar en todo el mundo, desde México hasta Calcuta pasando por Madrid y Barcelona, el centenario ha servido también para encauzar otras iniciativas: una edición de la obra completa de Petrarca, una enciclopedia petrarquesca, la fundación -también en Florencia- de una institución dedicada al estudio de su obra, etcétera. El episodio pintoresco lo ha aportado Vito Terribile Wiel Marin, de la Universidad de Padua, que ha exhumado los restos de Petrarca para acabar constatando que la cabeza corresponde a una mujer.

Uno de los objetivos del centenario, en palabras del presidente de la Comisión Nacional, profesor Michele Feo, ha sido "hacer salir la figura de Petrarca del aristocraticismo de la cultura latina y del esoterismo de los estudios filológicos". Se da la paradoja, en efecto, de que frente a una investigación altamente especializada, con varias revistas y colecciones dedicadas exclusivamente a su estudio y considerada modélica entre las disciplinas afines, corrientemente sólo se tiene en cuenta la poesía italiana y se ignora su ingente y apasionante obra latina y su papel crucial en la historia de la filología.

El congreso celebrado esta pasada semana responde a esa perspectiva; al lado de un buen número de ponencias del más alto nivel científico (que, en palabras del profesor Feo, han tratado de "recuperar la figura de Petrarca en su totalidad, como nudo decisivo en la historia europea"), han tenido lugar también actividades de otra índole: dramatizaciones, lecturas públicas, concursos, etcétera.

Bernhard König, de la Universidad de Colonia, ha destacado la "profunda influencia que ejerció Petrarca en toda Europa, a través de sus tratados latinos, como maestro de filosofía moral", así como el hecho de haber sido "el primero en soñar con un renacimiento de los valores morales y culturales de la antigüedad guiado por un ideal de perfección lingüística y estética". Enrico Fenzi, de la Universidad de Génova, puso de relieve la innovación que supuso la obra y la vida misma de Petrarca respecto a la relación del intelectual con el poder, innovación que "se anticipa en muchos años a Maquiavelo".

Francisco Rico, cuya intervención puso punto final al congreso, subrayó que la "línea que une a Petrarca y Erasmo marca la dirección básica de la modernidad europea".

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