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"No había tregua, no se podía dormir"

"¡Han pasado diez años! Cuatro días a la semana, la casa temblaba del ruido de la discoteca abierta en el bajo de este edificio y del que hacía la gente que se congregaba a la puerta hasta la madrugada. Ha sido horrible, y nadie nos había hecho caso. Creí que la justicia no servía para nada, que el derecho a tener una vida tranquila era inalcanzable", dice Pilar Moreno Gómez.

Vive en la quinta planta del edificio ubicado en el número seis de la calle del Serpis, en Valencia. Pero las ventanas de sus habitaciones dan a la plaza del Xúquer, que hasta hace sólo tres años era uno de los núcleos duros de ruido por la concentración de locales de ocio, pubs y discotecas. Ahora el barrio está especialmente protegido de la contaminación acústica y la polémica se ha desplazado a otros puntos de la ciudad, como el popular barrio de El Carme, en el centro histórico. La mayoría de los locales de la zona de Xúquer han cerrado.

"Hace 10 años esto era insoportable", recuerda Pilar, profesora de instituto. Compró el piso a mediados de los 70, después de haber vivido ya en él casi cuatro años. "Me encantaba este barrio, tiene jardines, pero estás en la ciudad". Y más de una década después se instaló en el bajo comercial la discoteca Ágora, cerrada hace tres años por el cúmulo de denuncias, más de un centenar, y por una obra ilegal sobre un muro que no debía haber tocado, explica Pilar, que agrega: "No había tregua, no se podía dormir, te pusieras donde te pusieras, la policía venía y una se sentía impotente porque las denuncias se acumulaban y aquí no pasaba nada". Pilar emprendió la batalla con el objetivo de que el Ayuntamiento le pagara, como había hecho a otro vecino, los gastos de poner unos cristales aislantes nuevos. Pero no tuvo suerte. Y entonces empezó su periplo judicial. "Cuando perdimos en el Constitucional... me vine abajo. Pero el abogado, y la asociación de vecinos del barrio de San José me apoyaron para seguir. De los gastos se ha hecho cargo la asociación. Tenían razón, estoy emocionadísima, era un derecho".

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