Espectáculos y animales
Hace unos días, el Ayuntamiento de Barcelona prohibió a un faquir realizar un espectáculo con serpientes, debido a la terquedad de algunos "ridículos" por proteger a las bestias, informaba algún periódico.
A partir de ahora, los que piensan que pedir derechos para los animales es cosa de excéntricos y anti-sistema, tendrán otro sapo más que arrojarnos a la cara: acusarnos de reventar espectáculos para niños y de atentar contra la libertad laboral de los que se ganan el pan convirtiendo a animales en involuntarios integrantes del mundo de la farándula.
Pero tan importante es velar por el bien animal como que los niños, a los que van dirigidos estos espectáculos, no continúen asimilando la insensibilidad hacia el sufrimiento del animal que de ellos se deriva, y que el día de mañana, cuando paseen con sus hijos, no se sientan importantes por recriminar a unos voluntarios que ofrecen información, y que no les digan que harían mejor en trabajar por las personas y en solucionar otros problemas de este mundo. En efecto: la ignorancia y los prejuicios que genera es uno de los más graves.