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La oposición acusa al primer ministro de falta de liderazgo

Isabel Ferrer

Jan Peter Balkenende, primer ministro democristiano holandés, negó ayer haber reaccionado a deshora y sin dotes de líder en el momento de mayor tensión social vivido por el país en las últimas décadas. La oposición socialista le había reprochado haber sido "invisible" desde el asesinato del cineasta Theo van Gogh. Y lo que es más grave, de no haber impuesto su autoridad cuando dos de sus ministros más importantes, los de Justicia e Interior, parecían discrepar en los modos de la lucha contra el terrorismo.

Para acallar a sus críticos, Balkenende recordó primero que la pasada semana expresó en dos ocasiones la necesidad de que los ciudadanos se entendieran "para romper la espiral de violencia que vivimos". Ayer optó por hacer una visita a la escuela musulmana de primaria Bedir, en la ciudad de Ude, al sur del país, calcinada tras un incendio provocado por presuntos activistas de extrema derecha.

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Rodeado por alumnos y familiares del centenar largo de niños que deberán buscar acomodo en otros centros para acabar el curso, el primer ministro reiteró su condena a "todas las formas de violencia, ya sea contra las personas o los bienes". La dirección del centro escolar quiso dejar clara su opinión sobre el asalto. "Ha sido un atentado contra el derecho a la educación", dijeron.

Quiebra de la convivencia

Balkenende también aprovechó un debate parlamentario sobre la UE para subrayar que tanto él, como jefe de Gobierno, como la reina Beatriz estaban muy preocupados por la quiebra de la convivencia que suponían las agresiones de toda índole de los últimos días.

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La visita del primer ministro a Ude y sus palabras en el Parlamento tuvieron la virtud de calmar a Wouter Bos, líder socialista, que le había acusado de falta de nervio para llevar las riendas del país en momentos de crisis. "Ha sido muy acertado que saliera a la calle y lo que debemos estar es unidos contra el terrorismo", dijo Bos anoche en los pasillos del Congreso.

Balkenende también le ha pedido a su ministro de Interior, Johan Remkes, explicaciones sobre la presencia de un topo en los servicios de inteligencia que habría filtrado información a los propios sospechosos de mantener contactos con radicales islamistas vigilados por la policía.

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